Las habitaciones privadas del papa en Castel Gandolfo, abiertas al público

María Signo ROMA / E. ESPECIAL

SOCIEDAD

TONY GENTILE | Reuters

Desde este sábado se podrá acceder a la parete más privada de la residencia veraniega que se conserva tal y como la dejó su último habitante, Benedicto XVI

22 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Una sencilla cama de latón dorado con una colcha rosa, dos mesillas de noche, un armario y varias sillas amueblan el sencillo dormitorio de los papas del palacio de Castel Gandolfo y que desde hoy estará abierto al público. También se podrán visitar el estudio del pontífice y el de su secretario y otras estancias del apartamento papal, así como varias salas de audiencia y de reuniones. Un recorrido que se viene a unir al ya existente desde hace dos años que permitía la visita a los jardines y que fue ampliado en el 2015 a la Galería de los Retratos del Palacio Apostólico. La decisión de abrir esta residencia al público ha sido de Francisco, que no ha pasado nunca el verano en ella. En estos tres años y medio de pontificado, Bergoglio ha preferido quedarse en Roma y no tomarse ningún día de vacaciones fuera de la ciudad del Vaticano.

Ahora con un billete de 10 euros se puede acceder a la parte más privada de la residencia veraniega que se conserva tal y como la dejó su último habitante, Benedicto XVI. A las salas del segundo piso decoradas con mármoles de colores y pinturas, entre las que está el salón del trono y el de los palafreneros, se pasa a ambientes más íntimos como el comedor, el salón verde, el estudio del papa y su capilla privada con la virgen de Czestochowa donada a Pio XI por los obispos polacos. Desde todas estas habitaciones y salones impacta el paisaje que se ve por sus ventanas: por un lado el mar con Anzio al fondo y, por el otro, el lago Albano.

Desde que en el siglo XVI Urbano VIII lo eligió como residencia estival, por las salas de este palacio han pasado 15 pontífices. En esa cama murieron Pío XII (1958) y Pablo VI (1978), mientras que Juan Pablo II pasó allí gran parte de su convalecencia después del atentado. También fue desde el balcón de esta residencia donde Benedicto XVI hizo su última aparición como papa. En las noches de verano, durante su pontificado, se podían oír cuando tocaba el piano.

La magnífica residencia domina la localidad de Castel Gandolfo, a la que históricamente siempre ha estado muy unida. En 1944 Pio XII la puso a disposición de las víctimas de los bombardeos del cercano pueblo de Albano. Durante meses allí vivieron unas 12.000 personas refugiadas y en el dormitorio del papa nacieron unos treinta niños conocidos como «los hijos del papa».