El vino gallego se revuelve

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso VILAGARCÍA / LA VOZ

SOCIEDAD

Bodegueros y sumilleres discrepan de las críticas del gurú Agustí Peris sobre la falta de evolución vinícola en Galicia, pero admiten que el sector necesita tiempo para la excelencia

28 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Muy pocos se habían atrevido, hasta ahora, a hablar del sector vitícola gallego como ayer lo hizo el prestigioso sumiller Agustí Peris. Y, por eso, no ha dejado indiferente a nadie. «Es un gran agitador y sus palabras hay que leerlas con más profundidad, entre líneas. Pero me parecen estupendas las críticas constructivas». Habla Xoán Cannas, director del Instituto Galego do Viño, promotor de la conferencia que el gurú vino a impartir a Santiago. Considera que el sector no debe temer las críticas, sino utilizarlas para crecer. Y, aunque no comparte que en veinte años el vino gallego no haya evolucionado, sí que considera que «necesitamos dar un salto hacia la excelencia». Una opinión que respaldan otros bodegueros y sumilleres. «Es cierto que no tenemos grandes marcas de vino que compitan en el mercado mundial», explica Eulogio Pomares, responsable de Bodegas Zárate en Rías Baixas.

«No puedo estar de acuerdo con que en los últimos 25 años en Galicia no se ha progresado», continúa este bodeguero, cuyas elaboraciones se sitúan entre las favoritas de Robert Parker. «Está claro que tienen más demanda y son más internacionales y más reconocidos», añade. Aventura que las palabras de Agustí Peris puedan deberse a que «haya probado un albariño del 89 y lo recuerde como algo extraordinario, pero ese es su sentimiento. En estos 25 años sí que se han hecho muchas cosas buenas en Galicia».

«Houbo grandes viños en Galicia nos últimos 25 anos. No 2005 A Trabe de José Luis Mateo logrou 98 puntos Parker», insiste Eduardo Camiña, sumiller del Culler de Pau. En su opinión, la industria vitícola de Galicia avanzó muchos en los últimos años, «vexo mogollón de ideas e de proxectos. De xente de fóra que veu investir aquí e de xente de aquí que viaxou moito», añade. Recuerda que en este tiempo «chegaron persoas coma Raúl Pérez, que levou a ilusión a moitos produtores para levar os seus viños a nivel internacional».

Pero en lo que también están de acuerdo bodegueros y sumilleres es que en Galicia queda mucho por hacer. «Se ha hecho mucho por controlar la calidad, pero para hablar de excelencia necesitamos dar el salto, crear un perfil de vino más alto todavía», añade Cannas. Argumenta que la comunidad cuenta con potencial de sobra para dar ese nuevo paso. «Tenemos patrimonio, tenemos todo lo necesario», sostiene. Pero queda mucho por hacer. «Las denominaciones, por supuesto, tienen que cambiar», explica. Porque, actualmente, «se fijan en la cuestión del volumen, pero hay diez bodegas, que representan el 0,001 % de la producción y que, sin embargo, son el 85 % de la imagen del vino gallego», añade.

Cuestión de tiempo

Para algunos, la evolución a esa excelencia es cuestión de tiempo. «Grandes viños de colección non temos. A industria vitícola é moi nova. Temos moitas variedades e moitos proxectos, pero falta tempo. E iso non se pode apurar», explica Camiña. «En España no hay grandes marcas de vino que compitan en el mercado mundial, salvo Vega Sicilia», sostiene Pomares. Los coleccionistas extranjeros «no se gastan 5.000 euros en una botella de vino español, ni siquiera lo coleccionan. Pero es que el vino español todavía no llega a ese segmento. Y menos en blancos», reitera. Pero sí que defiende la evolución del sector en Galicia. «Es muy fácil de comprobar. Si no estuviéramos haciendo las cosas bien, Rías Baixas no hubiera crecido», concluye.

César Enríquez, cuyo mencía Peza do Rei se ha convertido en un fijo en la mesa de Barack Obama con motivo de las celebraciones del día de la Hispanidad, cree que se ha evolucionado mucho y bien. Reconoce que la oferta vinícola de las distintas denominaciones gallegas no está precisamente en los vinos de guarda, puestos a buscar añadas en la memoria, se queda con el 2015 como una de las vendimias que más calidad ha dejado. «Aínda nos han dar moitas alegrías os viños do ano pasado. Vexo o meu, e vexo o que teñen outros compañeiros, e temos uns viños extraordinarios. Igual é un pouco esaxerado dicir que dende 1989 non houbo grandes cousas».

La marca Gorvia, de José Luis Mateo, precisamente el bodeguero mencionado por el sumiller Eduardo Camiña, se ha erigido como un referente de calidad en Monterrei, con reconocimientos y premios aquí y allá. Pero Mateo se muestra cauto a la hora de valorar el trabajo de los últimos años, a pesar de que a él le ha deparado avances, distinciones y un lugar de privilegio entre los mejores y evita cualquier asomo de disputa. «Cada un é moi libre de pensar o que queira», afirma este viticultor, que prefiere no pontificar y dejar tiempo al tiempo. «Nunca se sabe, a curto prazo, se o camiño foi o acertado. É mellor agardar. O tempo dirá se o fixemos ben ou non», resume.

Marcelo Vidal, profesor de Sumillería en la escuela de hostelería de Lamas de Abade, en Santiago, afirma que las vinotecas de restaurantes reputados en todo el mundo ponen en su justo lugar a los vinos gallegos. «Primeiro foron os brancos, e despois os tintos», afirma Vidal, para quien es obvio el «salto» que han dado los vinos gallegos desde finales de los años ochenta. Este profesor considera que en Galicia «como en todas partes, hai viños extraordinarios e outros que se poden facer mellor», pero en su opinión es indiscutible la calidad de los caldos gallegos, tanto en su nivel medio como por la existencia de «criaturas marabillosas», y eso «sábeo calquera dos mellores sumilleres».

Información elaborada con las aportaciones de las delegaciones de La Voz en Ourense y Santiago.