Mitocondrias vagas

José Manuel Castro Tubío TRIBUNA

SOCIEDAD

28 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las mitocondrias son unos diminutos órganos, de tamaño microscópico, que se hallan en el interior de nuestras células. Aunque desconocidas por la mayoría de ustedes, las mitocondrias son tan importantes para nuestra vida como lo es nuestro corazón, pues ellas son las encargadas de producir la energía que permite, por ejemplo, a nuestros músculos moverse o a nuestras neuronas comunicarse. La historia de cómo las mitocondrias se convirtieron en pequeños órganos es fascinante, porque la realidad es que provienen de bacterias que, hace millones de años, infectaron a las células primitivas que darían lugar a nuestras células actuales. Esta relación inicialmente parasitaria se convirtió, con el paso del tiempo, en un matrimonio de conveniencia, por el cual dichas bacterias recibían cobijo y protección, y a cambio las células infectadas eran pagadas con energía.

Como casi todos los matrimonios de conveniencia, a veces hay crisis. Y es que cuando las mitocondrias funcionan mal, hay un desajuste en la energía suministrada a la célula, que puede tener consecuencias muy serias para la vida. Este es el caso de la enfermedad de Leigh, un síndrome caracterizado por lo que podríamos denominar «mitocondrias vagas», es decir, mitocondrias que tienen un déficit de producción de energía, el cual acaba siendo letal para las personas que lo padecen.

La cura de la enfermedad de Leigh ha consistido en trasplantar el ADN de una célula con mitocondrias enfermas dentro de una célula con mitocondrias sanas provenientes de un tercer donante. El resultado es un niño sano, con tres padres biológicos: el padre natural, la madre natural, y una segunda madre donante de las mitocondrias sanas.