Cada año surgen tres o cuatro virus nuevos, un riesgo para la salud global

Victoria Alba | R. R. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Evolución de las enfermedades en el mundo
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Los expertos aseguran que es casi imposible erradicarlos y apelan a la vacunación

29 mar 2020 . Actualizado a las 16:43 h.

Zika, chicungunya, ébola... Y ahora fiebre amarilla. Algunos son virus nuevos, otros son ya viejos conocidos, pero que aparecen y reaparecen cuando menos se los espera, incluso en zonas en las que su presencia no se había detectado, lejos de las áreas donde son endémicos. Es lo que ha ocurrido hace unos días en España con el agente que causa la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, que fue transmitido por una garrapata en Ávila a un hombre que acabó muriendo, aunque antes contagió la enfermedad a la sanitaria que lo atendía. Es el reflejo de que las futuras epidemias serán cada vez más globales, impulsadas por la movilidad internacional, no solo de personas, sino también de animales. De hecho, el ácaro que picó a la víctima fue transportado a España por un ave desde Marruecos.

Son, en todo caso, una importante amenaza para los sistema de salud internacionales y para los que habrá que estar permanentemente en alerta. Es el aviso que lanzan los científicos, que instan a acelerar el desarrollo de nuevas vacunas, uno de los mayores avances en la medicina que han salvado cerca de tres millones de vidas, según datos de la OMS. Ahora apremia encontrar algún tipo de inmunidad para el ébola o para el zika, pero habrá que seguir engrasando la maquinaria científica para salvaguardarse de otros nuevos peligros que, según los expertos, seguro que vendrán.

Las nuevas enfermedades infecciosas podrán controlarse, pero eliminarlas parece una utopía. Es lo que asegura Luis Enjuanes Sánchez, virólogo del CSIC en el Centro Nacional de Biotecnología y que formó parte del gabinete de crisis durante los casos de ébola en España. «Por el momento -dice- es prácticamente imposible porque emergen nuevos virus, cada año surgen tres o cuatro que afectan a la población». Destaca que también hay que tener en cuenta la situación actual en el mundo. «Incluso para virus que tienen buenas vacunas -expone-, la total erradicación se convierte en una utopía debido a la guerra y a la pobreza». De hecho, tras dos años sin ningún episodio de polio, Nigeria registró recientemente dos casos. La noticia llega el mismo año en el que la OMS tenía pensado la total erradicación de la enfermedad. De momento, la única enfermedad vírica que se ha eliminado en el mundo es la de la viruela, lo que se logró en 1980.

Federico Martinón Torres, pediatra e investigador clínico, jefe de la Sección de Pediatría Clínica, Infectológica y Traslacional del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago, apunta una línea similar: «Veo -señala- más barreras humanas, sociales y económicas para la eliminación de enfermedades infecciosas que técnicas o científicas. La polio, por ejemplo, solo persiste en contextos residuales por situaciones de guerra o terrorismo y el sarampión está reemergiendo en Europa por culpa de los antivacunas». 

La verdadera catástrofe

Estos movimientos de rechazo, que encuentran en Europa un importante caldo de cultivo, como acaba de revelar un estudio reciente, van contra toda lógica científica y médica. «El mayor logro de la vacunación ha sido proteger con muy poco dinero a una enorme cantidad de población frente a infecciones por virus que, en muchos casos, pueden causar la muerte», subraya Luis Enjuanes. «Si se dejara de vacunar -apostilla- las enfermedades se diseminarían por todo el mundo causando verdaderas catástrofes».

Es un discurso en el que incide su colega Mariano Esteban, responsable del Laboratorio de Vacunas y Virus del Centro Nacional de Biotecnología, quien, a pesar de todo, sí cree que la sanidad española está bien preparada para afrontar virus emergentes. «La población -dice- puede estar tranquila. Siempre hay que estar en alerta, pero no hay porque alarmarse». Todos los expertos coinciden, de hecho, en que es muy probable que virus que son endémicos en otras zonas lleguen a Europa. El cambio climático, que favorece la expansión al norte de mosquitos transmisores de virus, es uno de los riesgos.

El sanitario aislado da negativo en la prueba de la fiebre hemorrágica

El profesional sanitario que fue aislado el viernes porque presentaba fiebre tras mantener contacto con los dos afectados por el virus de fiebre hemorrágica Crimea-Congo dio negativo en el primer análisis del Centro Nacional de Microbiología.

No obstante, por el tiempo de evolución y características clínicas, se va a realizar una segunda analítica para descartar definitivamente que el hombre ingresado en la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Hospital La Paz-Carlos III haya contraído la patología. A su vez, la enfermera contagiada continúa «estable dentro de la gravedad» y también está ingresada, desde el pasado 28 de agosto, en la misma institución hospitalaria.

Esta sanitaria es el segundo de los dos casos confirmados del virus, junto con el hombre fallecido, los primeros que se detectan en España y en Europa Occidental. Salud Pública continúa el seguimiento de personas que estuvieron en contacto con los dos pacientes de fiebre hemorrágica, aunque hasta el momento ninguno presenta síntomas de la infección. Sanidad informó en este sentido de que el número de personas que se encuentran bajo vigilancia por haber tenido algún contacto con los dos afectados se ha reducido de 282 a 148. 

Período de vigilancia

Estos contactos son observados durante un período de 14 días tras la fecha de la exposición posible a la infección, semanas durante las que se registra su temperatura corporal dos veces al día y se investiga cualquier síntoma sospechoso relacionado con la enfermedad. Una de estas personas es la que presentó fiebre, por lo que se determinó su aislamiento a la espera de que se confirmase si estaba o no infectada por el virus. España también alertó a las autoridades internacionales ante el episodio de fiebre hemorrágica.

«Si algo funciona, para qué deberíamos de cambiarlo»

«No vacunarse es una decisión activa que conlleva riesgos reales, y no solo para el que deja de hacerlo», destaca Federico Martinón. Pese a ello, una encuesta mundial sobre la percepción social de las vacunas ha desvelado que Europa es la región del mundo que menos se fía de que estos tratamientos sean seguros y eficaces. Es en este contexto cuando se reabre el debate de si la inmunización debería ser obligatoria o no. José Vicente Tuells, director de la Cátedra de Vacunología Balmis, señala que en España ha funcionado muy bien recomendarla. «Aunque existe una pequeña corriente de opinión favorable a hacerla obligatoria -dice-, en nuestro caso podría ser contraproducente y originar rechazo. Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?».