Hijos propios de partos ajenos

Ana Lorenzo Fernández
ANA LORENZO REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

CARLOS CASTRO

Unas mil familias españolas buscan ser padres a través de la gestación subrogada; una pareja gallega cuenta su experiencia en Ucrania, donde nacieron sus dos niños

10 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ser padres es un camino que para muchas familias se llena de obstáculos muy difíciles de superar. La gestación subrogada se ha convertido en una de las alternativas que tienen estas parejas para lograr tener hijos, pero es una opción que en España sigue siendo alegal; es decir, que no se puede practicar, pero no se impone ninguna sanción para quien recurre a esta técnica fuera del país. El presentador Jaime Cantizano ha sido el último en inaugurar la paternidad gracias a este método de gestación, cuyo coste ronda los 120.000 euros si se lleva a cabo en Estados Unidos, y los 50.000, si se opta por hacerlo en Ucrania o Rusia.

Desde hace tres años, la Asociación por la Gestación Subrogada lucha desde Foz por conseguir un marco legal estable para esta alternativa, por la que ya se han interesado unas mil familias en toda España. La secretaria de la entidad, Aurora González, reconoce que este es un tema que aún sigue levantando mucha controversia, pero que «es una solución para muchas personas: mujeres a las que se les extirpa el útero o nacen sin él, o aquellas que sufren enfermedades como el lupus, la diabetes o cánceres, que se agravan con la gestación y pueden poner en peligro su vida». También se convierte en una salida paras parejas homosexuales que quieren ser padres, o aquellos hombres solteros que desean estrenarse en la paternidad. Sin embargo, estos dos últimos tipos de familias -que suponen el 20 % de todas las que optan por la gestación subrogada- tienen que sumar un nuevo impedimento, ya que en países como Rusia y recientemente Portugal, la normativa en vigor es homófoba y no reconoce su derecho a optar por esta alternativa.

Además, según explica Aurora González también existen muchas diferencias dependiendo de donde se quiera llevar a cabo este proceso. De hecho, Estados Unidos cuenta con una larga tradición, que incluye el paso por los juzgados de los padres [llamados de intención] y de la gestante para que un juez certifique con una sentencia todo el proceso.

«En las gestaciones subrogadas que se practican en Estados Unidos, en el certificado que se expide en el hospital ya figuran como progenitores los padres de intención, porque existe una sentencia previa que así lo dice. Sin embargo, en Ucrania, no hay juicio, y en la partida de nacimiento el niño se inscribe como hijo de la gestante y del padre, que normalmente suele ser el biológico. Al llegar a España, la madre tiene que solicitar la custodia de su hijo a su favor», alega González.

Precisamente en Ucrania nacieron hace unos meses los dos hijos de Fernando y Elena [nombres ficticios], una pareja de Lugo que llevaba más de siete años en las listas de adopción. «Viendo que eso no iba para adelante, y que incluso cerró la entidad colaboradora de adopciones internacionales, nos quedamos un poco huérfanos y buscamos otras opciones. Conocimos la Asociación por la Gestación Subrogada, y nos pusimos a pensar en esa opción», explican, al mismo tiempo que reconocen que el dinero a desembolsar -53.00 euros- era una cantidad muy elevada para el momento que estaban atravesando.

Sin embargo, tras valorarlo mucho, «decidimos tirarnos a la piscina, y en el julio pasado iniciamos el proceso. Desde aquí ya elegimos la clínica y la agencia con la que trabajar allí, y fuimos a Kiev a dejar nuestra aportación genética, ya que la gestación fue por ovodonación: una tercera persona donó óvulos, y otra persona fue la que nos los gestó con mi aportación genética», recuerda Fernando, que reconoce que todo el proceso fue muy transparente, «sabiendo en todo el momento los cuidados, revisiones y atenciones que recibía la gestante».

El pasado junio se trasladaron un mes a Kiev para asistir al nacimiento y arreglar todo el papeleo. «El momento fue muy bonito, y muy, muy emotivo. Después de muchísima lucha y problemas, como tienen la mayor parte de las parejas que van allí, detrás de problemas de salud y de todo lo demás, lo logramos. Después de ocho años conseguimos ser padres», afirma Fernando, que también confiesa que llevan tres meses «durmiendo poco».

Una mención en la memoria de la Fiscalía General del Estado

Aunque muchas familias españolas han recurrido a esta alternativa para ser padres, los problemas pueden aparecer una vez que quieren inscribir a sus hijos en España, ya que no existe una ley que dé seguridad jurídica y los proteja, y la única normativa en vigor es una instrucción técnica, «cuya aplicación va a depender de un criterio subjetivo de la persona que te inscriba», apunta la abogada Ana Miramontes.

Sin embargo, esta situación podría comenzar a cambiar después de la mención en el Informe de la Fiscal General del Estado, que anima a los legisladores a acabar con las discrepancias que existen en este asunto y que plantea que existen nuevas realidades. «La sociedad avanza, los tribunales empujan y toca legislar para que todos los sujetos implicados en el proceso -padres, gestantes y niños- estén debidamente protegidos por la ley», solicita Miramontes, que considera que hay suficiente información para tomar una decisión firme.

Controversia

La abogada también es consciente de que este tema siempre ha estado rodeado de cierta controversia, por lo que considera que los legisladores deben tener en cuenta los nuevos tipos de familias y escuchar tanto a los sectores que están a favor de la gestación subrogada, como a aquellos que muestran sus reticencias ante este proceso para convertirse en padres. Para Ana Miramontes, el reciente espaldarazo de la Fiscal General ha venido a contribuir a poner en marcha un mecanismo para tener una ley en vigor, «y estamos en el momento justo de hacerlo, con tanto debate y tanto información, ha llegado la hora de tomar decisiones», consideró la abogada experta en gestación subrogada.