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SOCIEDAD

MONICA IRAGO

Los 1.500 kilómetros de costa la convierten en una de las zonas más propicias para la práctica de deportes acuáticos

30 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia es muchas cosas, pero por encima de todo es una tierra que siempre ha mirado al mar. El litoral ha sido uno de los grandes activos de la comunidad autónoma, inspiración económica y cultural. Pero además, los 1.500 kilómetros de costa la convierten en una de las zonas más propicias para la práctica de deportes acuáticos.

El surf es uno de los mejores ejemplos de esta simbiosis. El oleaje intenso de gran parte de las playas, especialmente en las Rías Altas, y el clima suave son la clave de este paraíso para los surfistas. No en vano es la disciplina acuática para la que hay más licencias concedidas en Galicia, que cuenta con la única prueba clasificatoria en España del circuito mundial de surf, el Pantín Classic, y aquí se abrió el primer albergue surfista del país, el Raz Surf Camp de Carballo. La mayoría de escuelas coinciden en la idoneidad de arenales como los de Pantín, Doniños, Razo, Montalvo, Río Sieiro o A Lanzada.

La vela y el piragüismo son dos de los grandes pilares del deporte gallego y cuentan con una importante red de clubes que se extiende por toda la geografía autonómica. Las Rías Baixas son especialmente aptas para la práctica de la vela, debido a sus aguas más sosegadas y sus temperaturas más moderadas.

Para iniciarse en el piragüismo, hay por toda Galicia más de sesenta asociaciones en las que se han curtido figuras de la talla de David Cal, Teresa Portela o el reciente campeón olímpico Cristian Toro.

Más minoritario, pero con un atractivo creciente es el esquí náutico. Jacobo Pereira Vázquez, de la federación gallega de este deporte, destaca la acción de clubes como los de Arcade y Tui y reconoce que el río Miño es la zona más propicia para una disciplina que vive de julio a octubre «su particular temporada alta».

Otra actividad con menos tradición en Galicia, pero cuyo interés también aumenta, es el esnórquel, o buceo de superficie, que permite disfrutar de la riqueza de los fondos marinos. Gonzalo Pérez Barreiro, del Club Buceo Ons, asegura que para su práctica «cualquier cala es buena», pero destacan las del Parque Nacional das Illas Atlánticas, y especialmente las de Cíes y Ons, pues la abundante fauna no está acostumbrada a la pesca y permite un mayor acercamiento.

Llega el último grito acuático

Un sinfín de nuevas modalidades se están haciendo un hueco en la costa gallega. En el kitesurf, una cometa de tracción impulsa al deportista. En el paddle surf, este se ayuda de una especie de remo. Óscar César, de Kiteboarding Galicia, club que desarrolla cursos y rutas por la zona de A Illa, asegura que para la práctica del kitesurf se necesita que haya viento, que venga del mar hacia la tierra. Para el paddle surf, lo contrario: aguas tranquilas y sitios abrigados para evitar que el viento haga que el cuerpo actúe como vela. La última revolución son el flyboard y el hoverboard water. En ambos se cuenta con una plancha o tabla unida a una manguera que expulsa agua a presión, cuya propulsión permite al que lo practica elevarse por los aires.