Begoña Vila Costas: «El nuevo telescopio espacial va a revolucionar la visión del universo»

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

XOAN CARLOS GIL

La astrofísica viguesa coordina las pruebas del observatorio orbital que sustituirá al mítico «Hubble»

28 ago 2016 . Actualizado a las 11:04 h.

La astrofísica María Begoña Vila Costas (Vigo, 1963) apura hoy en Galicia su último día de vacaciones en su casa familiar. Mañana regresará a Estados Unidos, donde dentro de unos días la NASA, donde trabaja, le entregará una medalla por sus «logros excepcionales» en el desarrollo del telescopio espacial James Webb, que sucederá al ya mítico Hubble. Vila está convencida que el nuevo observatorio, que se pondrá en órbita en octubre del 2018, revolucionará nuestro conocimiento del espacio. Si lo consigue, buena parte del mérito habrá que atribuírselo a esta investigadora viguesa.

-¿Es consciente de que es la primera española en recibir una medalla de la NASA?

-Sí, creo que nadie la ha recibido antes. Estaba muy orgullosa por el hecho de que me nominaran, pero ahora que me la han dado mucho más. Te motiva para seguir haciendo las cosas bien.

-¿Cómo recaló en la agencia?

-Empecé a trabajar en el telescopio James Webb en el 2006 en el instrumento FGS, que era el que tenía que desarrollar la Agencia Espacial Canadiense dentro del proyecto de colaboración con la NASA y que se contrató a la empresa en la que trabajaba. Era la jefa técnica del instrumento y, cuando lo entregamos, la NASA ya me quiso contratar de forma directa. Ahora trabajo con ellos, aunque como no soy estadounidense no puedo ser funcionaria.

-La misión empezó a gestarse hace veinte años y ahora por fin se convertirá en realidad.

-Sí, estamos todos muy ilusionados, porque ahora ya se ve el final del camino. Estamos hablando del telescopio más grande que jamás se haya puesto en el espacio. Participar en este proyecto ha sido la oportunidad de mi vida y me considero muy afortunada.

-El «Hubble» supuso un gran hito en el conocimiento del universo. ¿El «James Webb» revolucionará nuestra visión del cosmos?

-Sí, creemos que va a revolucionar nuestro conocimiento del universo. A diferencia del Hubble, que observaba la luz visible, ahora podremos mirar en infrarrojos, lo que nos permite mirar hacia atrás, ver las primeras luces del universo, de las incipientes estrellas y cometas, descubrir cómo se formaron y evolucionaron hasta llegar a lo que son hoy. También podremos descubrir nuevos planetas.

-¿Y nos encontraremos con alguna sorpresa?

-Seguro que nos encontraremos sorpresas que ahora ni imaginamos, objetos que no sabemos que están ahí, pero que vamos a descubrir. Uno de los instrumentos del telescopio permite dividir la luz, lo que nos permitirá determinar la composición de los planetas y detectar si tienen carbono, metano o agua y ver si, potencialmente, puede haber vida en ellos.

-En el 2019 acabará el trabajo. ¿Qué piensa hacer luego?

-Tendré que decidirlo. Podría quedarme en el James Webb, pero ahora ya a nivel científico como astrofísica analizando los resultados, o empezar otro proyecto con la NASA. Veré las opciones.

-¿Y volver a España?

-Es complicado, porque no hay un equivalente a la NASA, que es un sitio muy estimulante para trabajar. Estoy bien aquí y se han portado muy bien conmigo.

«Es una gran responsabilidad, porque aquí nada puede fallar»

Aunque astrofísica de formación, Begoña Vila actuó como ingeniera de sistemas en el desarrollo y validación del nuevo telescopio espacial.

-Usted diseñó, desarrolló y realizó las pruebas del instrumento. ¿Cuál será su función?

-Tiene una parte que es la guía, que mantiene la estabilidad del telescopio y lo dirige con gran precisión. La otra parte es un instrumento de ciencia que permite tomar imágenes espectrográficas del cielo con mucha sensibilidad.

-Y ahora es la responsable de las pruebas de los cuatro aparatos que tendrá el telescopio.

-Sí, también me pidieron que coordinara la prueba fría con los cuatro instrumentos. Aquí duplicamos las condiciones a las que se verá sometida la nave en el espacio, donde reina el vacío y la temperatura es de -230 grados. Ahora tendremos que hacer otra en Houston, donde se hicieron los test de las misiones Apolo. También pusimos los instrumentos con los espejos para hacer las pruebas de vibración y acústica para certificar que puede sobrevivir cuando se lance con el cohete.

-A diferencia del «Hubble», ahora no se podrán realizar reparaciones en el espacio. Si algo falla, no hay vuelta atrás. ¿No le supone una gran responsabilidad?

-Sí, si es una gran responsabilidad, porque estamos hablando de una misión con un presupuesto de 8.000 millones de euros. Por eso tenemos paneles de revisión cada cierto tiempo. A diferencia del Hubble, el James Webb se situará a una distancia de 1,5 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, por lo que tiene que funcionar a la primera, no puede fallar nada.