Europa beca al gallego que estudiará el origen de la metástasis en el mar

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Da 1,5 millones para el proyecto de Castro Tubío sobre cáncer transmisible en bivalvos

26 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

José Manuel Castro Tubío había llegado a la prueba final. Con su currículo y un original proyecto en la frontera del conocimiento había superado con éxito las primeras fases, pero le quedaba la criba más dura: convencer a un panel de más de diez expertos en genómica, genética y bioinformática, en la sede del Consejo Europeo de Investigación (ERC) en Bruselas, que su propuesta era merecedora de una Starting Grant, el programa europeo más exigente para apoyar a los jóvenes investigadores y, con ella, la financiación de 1,5 millones de euros que acarrea. Lejos de ponerse nervioso se plantó con una bolsa de berberechos e inició su argumentación: «Esto es un bivalvo y tiene un cáncer transmisible cuyas células viajan por el mar e infectan a otros bivalvos. Y no sabemos cuándo se originó, ni qué genes regulan el proceso». Les había mostrado el camino para estudiar el origen de la metástasis en el fondo del mar, porque, en el fondo, la expansión de un tumor de un órgano a otro no deja de ser un cáncer transmisible, solo que en vez de saltar de un animal y otro, en este caso entre especies marinas, ocurre en el organismo humano.

De esta peculiar forma, el investigador Ramón y Cajal en la Universidade de Vigo ha pasado a engrosar el selecto grupo de once investigadores que trabajan en Galicia distinguidos con una beca del Consejo Europeo de Investigación. «Mi proyecto -explica- propone el estudio de los mecanismos moleculares y genéticos de la metástasis, pero desde un punto de vista nuevo. Vamos a estudiarla debajo del mar».

De perros y demonios

Que los animales puedan contagiarse determinados tipos de cáncer entre ellos es algo aún muy poco conocido, aunque Castro Tubío ya lo había estudiado durante su estancia en la Universidad de Cambridge en perros, en los que el primer tumor surgió hace 11.000 años, y en el demonio de Tasmania. Pero más sorprendente aún es el hecho de que pueda transmitirse entre bivalvos, algo que aún se probó el pasado año en almejas en un estudio liderado por un grupo estadounidense en el que también participó el Centro de Investigacións Marinas de la Xunta. Luego se demostró que este proceso es general en otras especies de bivalvos, por lo que Castro Tubío no quiso desaprovechar la oportunidad de estudiarlo para conocer el origen del problema, su evolución y las causas genéticas que lo provocan. Se abría una nueva ventana al conocimiento.

El proyecto, a cinco años, le permitirá ahora analizar el genoma completo de 1.000 ejemplares de bivalvos en colaboración con el Ecimat de Toralla. «Tenemos -apunta el investigador- un problema ecológico importante, porque estos cánceres matan a los bivalvos lo que supone un impacto económico importante, pero si llegamos a conocer los genes que lo originan podemos desarrollar tratamientos». Lo que aún no está claro es si la investigación tendrá implicaciones sobre el conocimiento de los tumores en humanos, pero no se descarta. «El trabajo nos permitirá averiguar más sobre el mecanismo de la metástasis y la solución al cáncer no tiene por qué estar necesariamente en el estudio en humanos», subraya el científico santiagués, el único gallego que obtuvo en el mismo año un contrato Ramón y Cajal y otro Miguel Servet, aunque eligió el primero, y que cuenta con más de diez publicaciones en Science y Nature, consideradas las dos grandes biblias de la ciencia. Dos de ellas como primer autor.