El Gobierno aprueba sin cambios las reválidas de secundaria y bachillerato
SOCIEDAD
La CRUE espera que ninguna universidad exija examen propio, que la ley permite
30 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El Consejo de Ministros aprobó ayer el decreto que regula las reválidas de ESO y bachillerato que incluye la Lomce, y que se mantienen como en el borrador. Según lo dicho por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el examen final de secundaria no tiene efectos académicos el próximo curso, aunque a partir de entonces hay que pasarlo para tener el título y poder seguir hacia bachillerato o FP de grado medio. La reválida de bachillerato funcionará este primer curso como la selectividad, para acceder a la universidad, pero desde el año siguiente también se necesitará para tener el título de bachiller.
Recuerdan desde Moncloa que en 24 de los 34 países de la OCDE que participaron en el estudio PISA 2009 existe una prueba externa y estandarizada: de Finlandia a Estados Unidos, de Noruega a Australia, Corea, Polonia, Luxemburgo o Turquía.
A pesar de las bondades que el Gobierno le supone a la prueba, esta no cuenta con demasiado apoyo en la sociedad, sobre todo que la reválida de secundaria sea obligatoria para obtener el título. Y por eso las reacciones no se han hecho esperar. Los primeros en quejarse han sido los directores de institutos (la Federación de Asociaciones de Directivos de centros públicos, Fedadi), ya que si un alumno de 4.º de ESO suspende la convocatoria de junio y la de septiembre (o en julio, que algunas comunidades las han adelantado) al año siguiente tiene que quedarse en casa o matricularse en FP básica -uno o dos años para seguir después a FP de grado medio-. «¿Qué hacemos si suspenden un diez por ciento de los chavales? ¿Los dejamos en la calle?», se preguntaba Alberto Arriazu, presidente de Fedadi, según recoge Europa Press. Y es que cree que «no habrá plazas suficientes en FP básica» y en cambio quedarán vacantes en FP de grado medio.
Si el que suspende es un alumno de bachillerato, no podrá acceder a la universidad ni a las enseñanzas artísticas superiores, pero sí integrarse en la FP de grado superior. Y si aprueba, ¿podrá acceder a la universidad en las mismas condiciones que este año? En teoría sí, pero la Lomce abre la puerta a que las universidades apliquen pruebas de selección propias. De entrada, no parece probable que eso ocurra el primer año, al menos según lo que dijo ayer el presidente de los rectores (CRUE Universidades Españolas), que aglutina a 75 centros, las 50 públicas y 26 privadas.
¿Distrito único?
Segundo Píriz, máximo responsable de CRUE, espera que no se rompa «el llamado distrito único», que permite, como hasta ahora, que los alumnos que superen la reválida puedan matricularse en cualquiera de los campus españoles. En cuanto al examen en sí, pactado con Educación, «cambia algunas cosas respecto a la PAU para que sea más homogéneo en toda España, pero será parecido y cada comunidad tendrá la potestad de establecer las preguntas que considere más oportunas», dijo también Píriz a Europa Press.
Y mientras, los padres de los colegios públicos (Ceapa) dicen que estudiarán emprender acciones legales contra el Gobierno por aprobar la norma estando en situación de interinidad. También recuerdan que los políticos que apoyen al Gobierno del PP «serán cómplices y valedores del ataque que ha sufrido y sufre la escuela pública».
Claves de las pruebas
El primer año no titulan. La de secundaria será «de prueba» y la de bachillerato servirá como acceso a la universidad, pero ni una ni otra darán título. Desde el segundo año, sí.
Un valor del 30-40 %. La prueba de secundaria solo vale el 30 %, el otro 70 % es el expediente de ESO. En bachillerato la prueba llega al 40 %, como ahora con la selectividad.
Asignaturas a examen. En secundaria se examinarán de todas las materias troncales y dos opcionales y una específica a elegir (no pueden ser Ed. Física, Religión ni Valores). En bachillerato serán cinco troncales y dos opcionales y una específica a elegir (ni E. Física ni Religión).