A la playa sí, pero si tiene sombra

RAMÓN BESCOS / J.B.

SOCIEDAD

Playa de los Franceses en A Veiga
Playa de los Franceses en A Veiga LOLITA VÁZQUEZ

Varios arenales gallegos ofrecen esta cualidad especial

28 jul 2016 . Actualizado a las 18:27 h.

Con media Galicia registrando máximas superiores a los 30 grados, la opción de la umbría gana enteros. Muchos la practican siempre que pueden. Se trata de ir a la playa, sí, pero siempre que pueda uno resguardarse del sol, más allá de la socorrida sombrilla, parasol, cortaviento y hasta tienda de campaña, que ahora se ve de todo. Son los arenales con sombra, aquellos cuya configuración permite disfrutarlos sin achicharrarse, cuando Lorenzo aprieta, la arena quema y muchos no logran experimentar placer alguno en pasar calor y más calor en la toalla.

La lista de ejemplos en Galicia es extensa, e incluye desde zonas costeras con abundante arboleda próxima a calas más pequeñas que, por su tamaño o su orientación, tienen pocas horas de exposición al sol a lo largo de la jornada. Multitud de opciones ofrecen las Rías Altas, tanto para el amante de las playas rebosantes de gente como para aquel que busque una alternativa más tranquila y apartada. En la Mariña lucense abundan ejemplos, especialmente poco masificados, con playas como las de Sacido en plena ría de Viveiro o la zona recreativa de la de Arealonga, en O Vicedo.

En el caso de Ferrolterra destacan la popular Doniños en la ciudad departamental, la de Morouzos en Ortigueira o el espléndido pinar que rodea a la familiar playa de A Magdalena en Cabanas. Por lo que respecta a la comarca de A Coruña, las posibilidades se reducen a las sombras que por su ubicación se crean en alguno de los arenales urbanos, y a varias calas secretas y casi paradisíacas próximas a Sada. Ya en la Costa da Morte, sobresalen puntos con amplias zonas de recreo en las que cobijarse, como la magnífica Valarés en Ponteceso o la playa de O Ariño en Camariñas. Entre las Rías Baixas también hay diversidad de entornos en los que ocupar el tiempo libre guarecido de las altas temperaturas, y ya que en estas latitudes suelen registrarse generalmente unos grados más que en sus homónimas septentrionales, la cotización de la sombra sube aquí como la espuma.

Por su parte en el área de Barbanza destaca una opción muy familiar como la de Barraña en Boiro, con su amplio pinar, junto a otros rincones más aislados en la Illa de Arousa. Por la ría de Vigo se atisban el arenal de O Vao, cercano a la urbe más poblada de Galicia, que cuenta con un pequeño bosquecillo, o la nudista playa de Barra, en Cangas. En la misma ría existen sombras incluso para aquel que no quiera perderse la majestuosidad de un enclave como el de las islas Cíes, en arenales como los de Figueiras o de San Martiño, este último con una característica singular: acceso únicamente mediante embarcación privada. Interesante además resulta la iniciativa del Concello de Sanxenxo, que comenzó en el 2014 a instalar amplias pérgolas en algunos de sus arenales, reservadas para personas con discapacidad.