El papa reforma los conventos de clausura con una nueva Constitución

EFE

SOCIEDAD

MARTINA MISER

El documento pide a las monjas que «se actualicen» y que «no se eximan del deber de trabajar»

22 jul 2016 . Actualizado a las 16:33 h.

El Vaticano ha publicado este viernes su nueva Constitución apostólica, Vultum Dei Quaerere. El escrito, que traducido significa «la búsqueda del rostro de Dios», engloba una serie de disposiciones dirigidas a evitar muchas de las irregularidades de la vida contemplativa femenina, como los escándalos financieros o el conocido «tráfico de monjas». Además, incluye la petición de que las religiosas usen las nuevas tecnologías, realicen cursos específicos y sigan sus consejos para garantizar la supervivencia de los conventos.

El motivo por el que surge esta nueva regulación, que sustituye a la anterior Sponsa Christi de 1950 es, según Francisco, el «rápido avance de la historia humana en los cincuenta años transcurridos desde el Concilio Vaticano II», que conduce a «la necesidad de entablar un diálogo con la sociedad contemporánea». Para lograr esa conversación, el papa firmó el 29 de junio un nuevo documento, que comprende 12 temas de reflexión sobre la vida consagrada en general y 14 artículos exclusivos para los conventos femeninos.

En estas últimas reflexiones, Francisco trata dos pilares fundamentales: la actualización de la vida religiosa y las medidas que se deben tomar para afrontar el problema de la escasez de vocación. Respecto a la primera, el papa ha insistido en la necesidad de actualizarse, proponiendo para ello que las monjas asistan a «cursos específicos de formación», aunque éstos se impartan «fuera de su monasterio». Del mismo modo, y con el fin de asegurar una formación permanente adecuada, el Vaticano ha promovido la entrada de las religiosas en el uso de las nuevas tecnologías, de manera que puedan «intercambiar» el «material informativo» entre conventos y usar los «medios de comunicación digital». Eso sí, advierte Francisco, teniendo siempre en mente la «discreción».

En cuanto al problema de la falta de fe, el papa se ha mostrado claro: «Hay que evitar en modo absoluto el reclutamiento de candidatas de otros países con el único fin de salvaguardar la supervivencia del monasterio», reza el documento, haciendo alusión a la conocida práctica del «tráfico de monjas». Esta costumbre, que consiste en traer novicias de otros países para mantener los conventos, tiene su reflejo en España, donde la edad media de las religiosas dedicadas a la contemplación ronda los 75 años y las monjas más jóvenes son en su mayoría extranjeras. 

«Esta es una preocupación que el papa ya ha hecho públicamente [...] y, aunque esto no supone cerrar las puertas a las vocaciones de otros países, no se pueden traer novicias para mantener los muros de un convento», dijo hoy en la presentación del documento el secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, el español José Rodríguez Carballo.

Como solución, el secretario argumenta que, cuando esté en peligro la supervivencia del convento, se solicite ayuda para constituir una comisión que estudie el proceso de «acompañamiento para revitalizar el monasterio, o para encaminarlo hacia el cierre». El papa, por su parte, propone que «todos los monasterios» pertenezcan a «una federación» que se configure «no tanto y no solo según un criterio geográfico, sino de afinidades de espíritu y tradiciones».

Además de estos consejos, Francisco ha alabado en su escrito la misión de las religiosas, recordándoles que socorran «las necesidades de los pobres» y que, aunque algunas comunidades monásticas puedan tener rentas propias, «no se eximan del deber de trabajar».