Un diagnóstico con 3.700 años de retraso

Adrián Viéitez, Á. P. VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Un pediatra de un centro de salud de Vigo trata de identificar las enfermedades tratadas con los remedios que apunta un viejo papiro egipcio del 1700 antes de Cristo

21 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El estilo de vida del antiguo Egipto sigue siendo, en muchos sentidos, una incógnita. Investigadores como Ramón Martínez Martos, antropólogo forense que reside en Vigo, buscan «arrojar algo de luz» sobre el asunto. Este pediatra de origen jienense, que trabaja en el centro de salud de Coia, está elaborando una tesis doctoral que consiste en una interpretación médica del Papiro Ebers.

Este documento, fechado «aproximadamente en el 1700 antes de Cristo», es uno de los tratados médicos más reconocidos de la civilización egipcia. El autor de la tesis explica que, aunque ya ha sido traducido muchas veces, «nunca se ha hecho desde una perspectiva de análisis médico». Precisamente hacia ese vacío apunta su tesis.

El Papiro Ebers es «una recopilación de tratamientos que se aplicaban en el antiguo Egipto a numerosas patologías», las cuales, sin embargo, «no vienen descritas, con lo que se desconoce su identidad». Actualmente, Martínez Martos todavía se encuentra inmerso en un arduo proceso de traducción que realiza en dos pasos diferentes. «Primero tengo que traducir el contenido del hierático, la lengua original, al lenguaje jeroglífico, y de este ya directamente al castellano», explica.

Sin embargo, especifica que «en ningún caso los descubrimientos que se consigan podrán servir a la medicina actual». Sus hallazgos serán inaplicables, dado que «la mayoría de los tratamientos de los que habla el Papiro Ebers mezclan medicina con componentes mágicos tales como ritos o rezos propios de la civilización egipcia».

Su trabajo como pediatra en el Sergas siempre se ha visto intercalado con esta disciplina, que le apasiona. Además de ser antropólogo forense, también está titulado en lengua egipcia por la Asociación Española de Egiptología, lo que le permite realizar la traducción del papiro por su cuenta. El documento que está empleando, sin embargo, «no es el original, sino una copia preservada en la Universidad de Leipzig». Como curiosidad, apunta que «en algunos apartados del papiro, que consta de 22 metros de longitud, el propio copista especifica que existían partes insalvables en el original».

Su tesis está siendo dirigida por el profesor y arqueólogo Alejandro Jiménez, de la Universidad de Jaén, y calcula que «más o menos, podrá ser presentada en dos años». De momento, piensa en «terminar la traducción para poder comenzar a identificar las enfermedades de las que se habla».

Para observar desde un punto de vista más real la materia de su estudio, su director de tesis le ha sugerido acompañarlo en las expediciones que están realizando alrededor de sarcófagos como el de la dama egipcia Sattjeni. En estas excavaciones participa «uno de los antropólogos forenses de referencia en España, el catedrático de la Universidad de Granada Miguel Botella». Para Martínez Martos, «trabajar con él es tocar el cielo de la profesión». El autor de la tesis explica que «Miguel descubrió el primer caso de cáncer de mama en esta civilización», además de «otras enfermedades que se están investigando y se harán públicas en los próximos meses».

El objetivo de Ramón Martínez Martos es «ayudar a conocer las patologías que se padecían en el antiguo Egipto», donde «pese a la riqueza, se sufría un alto grado de desnutrición y parasitación». Busca, con su tesis, aproximarse un poco más «a una cultura sobre la que falta mucho por saber». Está inmerso en una aventura que, además, puede arrojar luz sobre una de las grandes civilizaciones de la historia.