El Chuac divulga nuevas técnicas para tratar secuelas del cáncer de mama

r.d.s. A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

CESAR QUIAN

Médicos de toda España se adiestran en un curso práctico de cirugía del linfedema

24 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cirujanos plásticos de distintos centros de España participan en el Centro Tecnolóxico de Formación, dependiente del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña, en el primer curso práctico organizado en Galicia sobre el tratamiento quirúrgico del linfedema, una de las secuelas que afectan a parte de las mujeres que son operadas de cáncer de mama.

Bajo la dirección de Nerea Comellas, cirujana del Chuac, los alumnos no solo tienen la oportunidad de asistir a una operación en directo, sino también de practicar en modelos animales las novedosas técnicas, hasta ahora escasamente implantadas en el sistema sanitario español y que el hospital coruñés confía en desarrollar para ofertar alternativas a las pacientes que las ayuden a sobrellevar la afectación del brazo tras el cáncer, en muchas ocasiones altamente incapacitante.

«Hay mucho escepticismo incluso entre la propia comunidad médica», reconoce Comellas, quien advierte que no obstante existen países, como Francia o Japón, donde las alternativas quirúrgicas están totalmente estandarizadas como tratamiento complementario a la rehabilitación. Para el pionero programa formativo, participan en el curso dos de los cirujanos españoles con dilatada trayectoria en este terreno, Jaume Masia y Gemma Pons, del Hospital Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, que cuentan con experiencia y han establecido protocolos da actuación para aplicar la cirugía.

30 % de afectadas

Parte de las mujeres que sufren cáncer de mama y son operadas, hasta un 30 %, padecen lo que se denomina linfedema o hinchazón del brazo. Se produce por la propia cirugía, ya que al extirparle los ganglios de la axila se interrumpe el drenaje linfático acumulándose líquidos y grasa, y también influyen en su desarrollo otros factores, como el haber sido sometida a radioterapia e incluso las propias condiciones de la paciente, desde la tendencia genética hasta la existencia de sobrepeso.

Hasta ahora, las mujeres que en muchos casos se ven sensiblemente condicionadas por esa inflamación, que reduce su movilidad e impide desarrollar incluso actividades de la vida cotidiana, les quedaba como alternativa el tratamiento rehabilitador. Ahora, y no como sustitutivo, sino como terapia complementaria, colectivos médicos como el coruñés plantean la posibilidad de la cirugía no solo para mejorar la funcionalidad del brazo, sino para tratar de retardar la progresión del linfedema y reducir el número de infecciones que suelen repetirse, agudizando el problema.

«La intervención no sustituye al tratamiento rehabilitador»

La directora del curso, Nerea Comellas, insiste en que pese al deseo de facilitar el acceso a la población a las nuevas técnicas quirúrgicas, en ningún caso se debe renunciar a las terapias hasta ahora disponibles para tratar el linfedema. «No se trata de sustituir al tratamiento rehabilitador, sino de complementarlo», recalca antes de reconocer dificultades para extender la práctica quirúrgica no solo por las propias exigencias asistenciales del sistema público de salud, sino por la necesidad de ajustar adecuadamente las indicaciones para unas enfermas que, en no pocas ocasiones, llegan a sus manos en situaciones que desaconsejan pasar por el quirófano. Por ello, añade la experta, la decisión de operar exige una cuidada selección de las pacientes que podrían resultar beneficiadas. «No vale para todas», reitera.

Pese a todo, el interés del departamento de cirugía plástica del Chuac es patente, ya que se ha incorporado equipamiento y entre los profesionales, tanto de la Unidad de Mama como de plástica y rehabilitación, se persigue facilitar el acceso y difundir entre los facultativos un tipo de cirugía exigente en cuanto a curva de aprendizaje y que, además, presenta dos opciones diferentes.

Con ganglios de la ingle

Una de ellas consiste en la realización de una especie de by-pass en la propia extremidad afectada, de forma que la linfa retorna al torrente venoso en el brazo, y se restablece el flujo natural del líquido linfático, mejorando el drenaje en la extremidad afectada por el linfedema.

La segunda alternativa quirúrgica pasa por la transferencia de tejido ganglionar, generalmente extirpando los ganglios sanos con su sistema arterial y venoso correspondiente de la ingle de la propia paciente para trasplantarlos después en el brazo de la misma enferma.