Ucrania se olvida de los «liquidadores»

César Toimil Rodríguez
césar toimil FERROL / LA VOZ

SOCIEDAD

César Toimil

Los héroes que salvaron al mundo de un gran escape radiactivo siguen sin cobrar una pensión

23 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Poco podían imaginar los miles de liquidadores que dejaron su salud para minimizar las consecuencias del terrible accidente en uno de los rectores de la central nuclear de Chernóbil que treinta años más tarde seguirían luchando por sus derechos. Ellos, que imaginaban que el Estado compensaría su valentía y heroísmo de manera generosa, saldrán de nuevo a la calle el 26 de abril para reclamar una pensión y poder pagarse los medicamentos que necesitan para seguir viviendo. En un país como Ucrania en el que la corrupción invade todos los estamentos del Estado y en el que el odio a Rusia se palpa en la calle, es muy difícil que estas personas, la mayoría militares, puedan conseguir sus demandas.

Muchas personas en el gobierno asocian este asunto con la antigua Unión Soviética y, por lo tanto, con Rusia. Así que muchos lo ven como un problema heredado que poco tiene que ver con ellos. Una situación que para muchos de estos militares, que ven con cierta nostalgia los tiempos de la URRS, es especialmente dolorosa. Solo les queda coger su pancarta y reclamar tímidamente sus derechos delante de la sede del parlamento.

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Ya de madrugada, a las 1.23 horas, coincidiendo con la explosión del reactor, las campanas repicarán en el centro de Kiev y cientos de personas encenderán una vela en la noche en recuerdo de familiares y amigos. Tras una misa ortodoxa se repartirá la misma cena que tomaron la noche del accidente los trabajadores de la central. Un trozo de tocino, un pepino, pan y vodka. El omnipresente vodka. «Esta bebida ha salvado al mundo en dos ocasiones. La primera contra los nazis y la segunda en Chernóbil» dice uno de los participantes habituales. Quizá no le falte razón.

Es muy difícil, por no decir que imposible, ya no cuantificar sino tener una estimación aproximada de las personas afectadas por el desastre. Seguro que entre los cientos de miles que aseguran las organizaciones ecologistas y las pocas decenas que sostienen los organismos oficiales está la verdad. También es complicado asegurar que muchas de las enfermedades que padecen en zonas afectadas sean a causa del accidente. «¿Como podemos decir que si un niño contrae cáncer de tiroides sea por esa causa y no por la mala alimentación y falta de atención médica en esas zonas, la mayoría en entornos rurales muy aislados?», comenta Bogdan, médico en Kiev.

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Enfermedades psíquicas

Las enfermedades psíquicas, asociadas en muchos casos al alcoholismo, son muy comunes también en personas afectadas por el accidente. Pero no solo en Ucrania se siente la huella de Chernóbil. En Rusia y, sobre todo, en Bielorrusia los efectos de la nube radiactiva se dejan sentir hoy en día, dejando claro que un accidente de este tipo no entiende de países ni fronteras. Por eso es tan necesario que haya organismos supranacionales que se encarguen de gestionar estos asuntos y evitar el hermetismo que hubo hace treinta años en Chernóbil y, más recientemente, en Fukushima. Debemos de aprender la lección.