Un físico gallego trabaja con el equipo que desmantela la central de Fukushima

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Álvaro Ballesteros

Utilizan neutrones para identificar contaminantes como el uranio o el plutonio

11 abr 2016 . Actualizado a las 08:38 h.

Está a más de nueve mil kilómetros de Japón, en Bruselas, pero el pontevedrés Carlos Paradela Dobarro es una pieza fundamental en el entramado que se ha puesto en marcha para el desmantelamiento de la central nuclear de Fukushima, que nunca ha vuelto a funcionar tras el tsunami que hace cinco años provocó la muerte a más de 20.000 personas y dañó seriamente la central dando lugar al segundo mayor desastre nuclear de la historia, tras el de Chernóbil. Pero el proceso, que durará décadas, es lento y complejo, porque hay que detectar las sustancias contaminantes que quedan en los restos de la instalación y retirarlas. Y en eso está Carlos Paradela junto con otros tres investigadores, un equipo técnico y una delegación japonesa. 

Pertenecía en Santiago al Grupo Experimental de Núcleos y Partículas de la Facultade de Física cuando participó en una colaboración internacional con el CERN de Ginebra, el mayor acelerador de partículas del mundo. Allí fue donde conoció a la gente con la que trabaja ahora. Luego volvió para Santiago, pero el futuro que le esperaba era encadenar contratos y decidió que lo mejor era hacer las maletas. «Me ofrecieron esto y estoy aquí desde el año 2013», recuerda. 

El equipo trabaja en el Centro Común de Investigación, una fuente de generación de neutrones con la que se llevan a cabo varios experimentos; la mayoría, de tipo nuclear, pero también trabajan con restos arqueológicos para averiguar su datación. 

Cuando en Japón se decidió que se iba a desmantelar Fukushima, los investigadores nipones pusieron los ojos en el equipo del que forma parte el pontevedrés. ¿Y de qué manera una simulación de neutrones podía ayudar a identificar los restos contaminantes de la central? Es difícil explicarlo, pero los materiales reaccionan de cierta forma ante la presencia de los neutrones, y esa reacción  permite discernir la naturaleza de las pequeñas partículas que componen los restos contaminantes de Fukushima, sobre todo los más peligrosos, que son el uranio y el plutonio. En el centro no trabajan con muestras procedentes de la central nuclear, sino que esas muestras se simulan en una máquina en la que dichos componentes se mezclan con los neutrones. 

Los ensayos están dando resultados positivos. Hace unos meses se hizo un experimento en directo al que asistieron representantes de la agencia responsable de la energía nuclear en Japón. «Tratamos de mimetizar los problemas que tendríamos al identificar estos residuos, y demostramos que la precisión era bastante alta», puntualiza el investigador. 

El objetivo es crear junto a la central de Fukushima, a menor escala, unas instalaciones similares a las del Centro Común de Investigación, una fuente de neutrones en la que se llevarán a cabo las pruebas; en esta ocasión, con los restos reales de la central. Todo ello ayudará, cuando llegue el momento de desmantelar Fukushima, a decidir la mejor manera de eliminar unos residuos contaminantes de los que sigue habiendo fugas cinco años después de una catástrofe que provocó radiaciones en la población y en trabajadores de la central. 

Pero aunque la principal misión del equipo del CCI sea la investigación nuclear a través del programa Euratom, no es la única. En el centro trabajan también con restos arqueológicos que se someten a pruebas con neutrones para calcular su datación o identificar su origen. Se trata de un departamento de la Comisión Europea con siete institutos de investigación situados en cinco Estados y con 2.700 empleados.

Internacional e intercultural

El físico pontevedrés está muy satisfecho. Aunque se encuentra muy lejos de su tierra, a la que regresa a menudo para visitar a la familia, trabajar en un proyecto en el que hay personas de muchas nacionalidades es para él una experiencia única. «Enriquece trabajar en un equipo intercultural e internacional». De hecho, ¿qué suponen los 1.900 kilómetros que le separan de su casa frente a los 9.364 de Japón?

Reconocimiento

Premio de la Sociedad de Energía Atómica de Japón El trabajo que desarrolla el Centro Común de Investigación al que pertenece Carlos Paradela y la Agencia Japonesa de Energía Atómica acaba de recibir un premio de la Sociedad de Energía Atómica de Japón.