El ADN nuclear más antiguo avala que el «Homo antecesor» vivió en Atapuerca

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Youtube

Los fósiles analizados, de 430.000 años, se corresponden con los primeros reandertales

15 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Una hazaña de la tecnología ha reabierto el complejo puzle de la evolución humana. Las piezas aún no encajan del todo, pero la secuenciación del genoma de los fósiles más antiguos que se han podido preservar para ser analizados mediante las nuevas técnicas genéticas, un diente y un fémur de 430.000 años hallados en la Sima de los Huesos de Atapuerca, han perfilado el rompecabezas, a la vez que ponen en entredicho los dogmas de la antropología. La lectura del ADN de esta especie, publicada en Nature, demuestra que estos dos individuos, que vivían con otros 26, son neandertales primitivos, pero neandertales al fin y al cabo, tal y como indicaba el examen de sus características óseas realizada por el equipo de Atapuerca, pese a que un estudio del genoma mitocondrial -el que se transmite exclusivamente por vía materna- aseguraba hace dos años que estaban relacionados evolutivamente con los denisovanos, una población extinguida de parientes lejanos de los neandertales que vivió en Siberia.

Pero el estudio, dirigido por el Instituto Max Planck de Biología Evolutiva de Alemania, con participación de investigadores canadienses y de los antropólogos de Atapuerca, tiene una implicación mayor: pone claramente en duda que sea el Homo heidelbergensis, que vivió hace entre 500.000 y 600.000 años, el antepasado común de neandertales y del hombre moderno (sapiens). El análisis genético de los homínidos de Atapuerca revela que la separación geográfica (África y Europa) de las respectivas genealogías de Homo sapiens y Homo neandertalensis sucedió hace entre 550.000 y 765.000 años, lo que retrasa un mínimo de 150.000 la fecha admitida hasta el momento. En este nuevo escenario resulta muy difícil, por no decir imposible, que el heidelbergensis fuera el llamado antecesor, lo que ya se venía cuestionando desde hace años.

«Con los datos que se aportan en el estudio, el Homo heidelbergensis es el gran perdedor», explica el paleoantropólogo gallego José María Bermúdez de Castro, coautor de la investigación y uno de los directores del yacimiento de Atapuerca. «Nosotros - añade- ya lo decíamos en el estudio que publicamos en 1997 y Emiliano Aguirre, veinte años antes, ya empezaba a decir este tipo de cosas, pero ahora es el ADN el que nos lo está contando. Lo que se ha hecho es una hazaña brutal».

«Parece ciencia-ficción»

Así las cosas, los individuos de la Sima de los Huesos pasan a ser un linaje más de la amplia familia de los neandertales, a los que ahora los taxónomos tendrán que darle un nombre, bien como especie o subespecie.

La también paleontropóloga gallega María Martinón-Torres, que colabora con el equipo de Atapuerca, aunque ahora desde la University College de Londres, coincide con la tesis de Bermúdez de Castro. «Tener el ADN nuclear y mitocondrial de algo de hace 430.000 años es como ciencia-ficción, una oportunidad increíble», asegura, a la vez que apunta un candidato para suceder en el trono al heidelbergensis: el Homo antecesor de Atapuerca, que vivió hace unos 830.000 años. «Está claro es que es lo que más se le parece», corrobora Bermúdez de Castro. Existen otras dos opciones, el Homo Ergaster africano y el Erectus asiático, que ahora se cree que son la misma especie, aunque sus rasgos parecen mucho más primitivos. El aval definitivo del homínido de Atapuerca como el antecesor llegará con el hallazgo de fósiles de la misma antigüedad en otros lugares de Eurasia, aunque Atapuerca también seguirá aportando nuevas evidencias.

«Ahora tenemos que trabajar con la hipótesis -explica Bermúdez de Castro- de que en los inicios del Pleistoceno Medio una población humana ancestral se fragmentó en dos diferentes. La rama africana, de la que se sabe muy poco, terminó por cuajar en la especie Homo sapiens y la eruoasiática pudo dar origen a varias familias de la genealogía neandertal. Dada su proximidad familiar pudieron coexistir e incluso mzclarse entre ellas, dando lugar a la diversidad de formas que nos ofrece el registro fósil».

Los neandertales primitivos de Atapuerca tenían una estatura parecida a la del humano actual, aunque eran bastante más robustos.