La crisis empuja a las españolas de nuevo a pisos y clubes de prostitución

antonio paniagua MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

OSCAR CELA

Cáritas asegura que el 70 % de las mujeres en esta situación sufre violencia

11 mar 2016 . Actualizado a las 17:16 h.

La gran mayoría de las mujeres abocadas a la mercantilización de su cuerpo son extranjeras y proceden sobre todo de Nigeria y Colombia, según el informe La prostitución desde la experiencia y la mirada de Cáritas, en el que la entidad certifica además que la crisis ha causado un repunte de esta actividad, especialmente entre las españolas, que suman el 20 % de las trabajadoras del sexo. El estudio se basa en las respuestas que aportan las mujeres atendidas y recoge la experiencia de Lourdes Pazo, coordinadora del proyecto gallego Vagalume: «Algunas españolas, para poder llegar a fin de mes, están acudiendo a pisos y clubes de alterne». Otros países del que proceden las víctimas de la prostitución son la República Dominicana, Rumanía y Colombia. Además, el 70 % de las prostitutas han sufrido algún tipo de violencia.

El perfil de la mujer que ejerce el oficio, en virtud de los datos recopilados entre el 2011 y 2014, es el de una joven -la edad de la mayoría es inferior a los 35 años-, de origen extranjero, con bajo nivel de estudios y con algún hijo a su cargo, bien en España, bien en su país natal. Otras características comunes son su difícil inserción laboral, fruto de su escasa cualificación académica, la falta de documentos en regla -que las hace vulnerables ante las autoridades de extranjería-, el consumo de drogas y alcohol y el padecimiento de alguna enfermedad mental, como la depresión. Aunque también existe una prostitución masculina y otra protagonizada por transexuales, la explotación sexual es una dedicación en un 90 % femenina.

Pese a las muchas taras que comporta trabajar en este negocio, Cáritas advierte que no son pocas las que después de abandonar esta actividad han retornado a ella al perder su empleo y agotar todas las prestaciones. La prostitución se presenta así «como única posibilidad de subsistencia para ellas y para sus hijos». Muchas veces se vuelve al engranaje del sexo por dinero «a espaldas del núcleo familiar, ocultando la realidad a la pareja y a los hijos bajo variados pretextos».

Abandonar el oficio no es fácil

Las mujeres que ingresan en la prostitución proceden «de ámbitos de pobreza estructural o vienen de lugares en conflicto o donde han sufrido violencia», argumenta Hilde Daems, coordinadora del estudio, que analiza la vida de las más de 2.200 mujeres atendidas cada año por Cáritas. Abandonar los prostíbulos no es nada fácil. Las que lo intentan son chantajeadas y obligadas pagar una deuda que contrajeron cuando decidieron venir a España. El director del área de desarrollo social de Cáritas, Francisco Cristóbal, sostuvo que el diálogo con las administraciones sobre el asunto se halla «estancado».

Los dirigentes de Cáritas no se pronuncian sobre si es mejor legalizar o abolir la prostitución, o sobre si es conveniente multar a los clientes, puesto que este debate no incide en las causas que abocan a la prostitución. La violencia ejercida contra estas mujeres genera muchos traumas. No es infrecuente el consumo de cocaína, heroína, alcohol y éxtasis entre las víctimas del oficio. A veces, angustiadas por el sentimiento de culpa, las mujeres dejan de comer, no duermen lo necesario, muestran cambios de humor bruscos y adoptan comportamientos desafiantes, cuando no violentos, con las personas que les prestan ayuda. Por añadidura, las mujeres, especialmente si trabajan en un club o un piso, tienen que pagar por todo: por el uso de una habitación, sábanas, preservativos, ropa...

Si llegan del extranjero no es raro que procedan de países con gobiernos inestables, alto de grado de criminalidad o inmersos en conflictos armados. Según el documento, una parte de las prostitutas son víctimas de un delito, la trata de personas con fines de explotación sexual.