El declive de la abeja de la miel oculta el de otras 20.000 especies

r. r. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Toni Longueira

La destrucción de sus hábitats, el uso de insecticidas y el cambio climático son algunas de las causas que han hecho aumentar su mortalidad

03 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es la estrella mediática de las abejas, aunque ni mucho menos es la única, ni tampoco la más amenazada. Pero la abeja de la miel, la Apis mellifera, es la que ha acaparado los focos, y lo ha hecho hasta tal punto que ha ensombrecido por completo a las otras 20.000 especies de esta familia de insectos que existen en el mundo, de las que mil tienen su hábitat en España. Llamar la atención sobre «esta gran diversidad ignorada» y «desmontar algunos tópicos» es el objetivo de los 35 científicos del grupo de Trabajo Ecoflor sobre ecología y evolución floral, de la Asociación Española Terrestre, que advierten en un artículo publicado en Quercus del riesgo que supone reducir el declive de las abejas a una sola especie.

«El problema -exponen- no afecta únicamente a la abeja de la miel y acotarlo a esta especie hace que el deterioro de la situación de una gran diversidad de abejas silvestres pase inadvertido».

Los científicos admiten que es cierto que la mortalidad de la Apis mellifera ha aumentado de forma preocupante, pero que, pese a ello, «su número a escala mundial es estable o está creciendo, sobre todo por el aumento de la actividad apícola».

Más incierto, por contra, es el futuro de las abejas silvestres, de las que algunas especies quedarán reducidas a pequeñas poblaciones o «incluso se extinguirán». Mantener su diversidad es importante para la polinización de los cultivos, ya que hacer depender de ello a la abeja de la miel es «un negocio arriesgado, ya que no son buenos polinizadores de muchos cultivos, como por ejemplo el tomate».

Pero los científicos, entre los que se encuentran los investigadores de la Universidade de Vigo Luis Navarro y Ángel Vale, advierten que el declive de las abejas no debe valorarse exclusivamente en términos económicos, ya que la variedad de especies es fundamental para el funcionamiento y conservación de los ecosistemas, «más allá de los campos de cultivo».

Alertan, además, de que sus problemas no se deben a una causa única. La destrucción de sus hábitats, el uso de insecticidas que afectan a su organismo y herbicidas que reducen la cantidad de alimento disponible, el cambio climático, la introducción de especies exóticas o la propia expansión de la apicultura son algunas de ellas.