Los clientes de las prostitutas no se plantean que ellas estén coaccionadas

Colpisa MADRID

SOCIEDAD

VALERY HACHE | AFP

El 20 % de los varones españoles reconoce haber pagado por servicios sexuales

20 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de cada cinco varones españoles ha pagado por servicios sexuales al menos una vez en su vida y ni se plantean que ella ejerza la prostitución obligada. Con el nombre Apoyando a las víctimas de trata con fines de explotación sexual, la Universidad de Comillas (ICAI-Icade) realizó este informe encargado por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, y lo hizo a través de 1.600 encuestas a hombres españoles, entrevistas a 17 clientes de prostitución, 52 cuestionarios a oenegés que trabajan con mujeres prostituidas y 48 charlas abiertas a informantes clave de diez provincias españolas, entre ellas A Coruña.

«Realizamos una encuesta telefónica aleatoria y otra a pie de calle», aseguró Carmen Meneses, coordinadora del estudio. Según sus datos, algo más del 20 % de los consultados por teléfono reconoció que había pagado por servicios sexuales, una proporción que se redujo al 17 % entre los encuestados en la vía pública.

El estudio dice que los hombres que se van con una prostituta ni se plantean que ella esté coaccionada -aunque el 90 % reconoce haber oído hablar de la trata de personas para fines de explotación sexual-, como tampoco se paran a pensar si es o no menor de edad. Curiosamente, un 10 % detectó que efectivamente podría haber alguna chica menor de 18 años, aunque no lo denunció en ninguna instancia para no complicarse la vida.

Por eso, la primera conclusión del informe es que debe invertirse en la sensibilización en las aulas, y la segunda, que haya campañas específicas para hombres.

Recursos y coordinación

Junto a la educación, los investigadores apuestan por una mayor dotación de recursos que permita acortar los procesos judiciales por trata y más coordinación entre las administraciones. Se trata además de «levantar el velo» como se ha hecho con la violencia de género, enseñando también a las fuerzas de seguridad del Estado y al personal de los juzgados, porque en muchas ocasiones demuestran una gran falta de empatía y sensibilidad.

Los investigadores de Comillas hablaron con oenegés y personal que trabaja de cerca con las mujeres prostituidas, y todos asumen que es difícil que ellas colaboren porque, igual que las maltratadas, muchas no saben siquiera que son víctimas, en parte porque en sus países no hay delito en la explotación sexual o porque su proxeneta puede ser alguien de su familia.

Suelen venir de Rumanía, Nigeria, Brasil y Paraguay. También está aumentando el colectivo de mujeres asiáticas, del que apenas hay información: «Es una población muy oculta, y una prostitución destinada sobre todo a su mismo colectivo de origen», señaló Meneses. «Aun así, nos consta que está creciendo».