InspiraTICs orienta a 200 profesores sobre cómo emocionar a sus alumnos

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

VÍTOR MEJUTO

Expertos hablaron de inteligencia emocional, proyectos y aprendizaje con el móvil

19 feb 2016 . Actualizado a las 15:23 h.

Una charla, tres talleres y mucho networking. Ayer, más de doscientos profesores gallegos de todas las etapas no universitarias se dieron cita en el Museo Santiago Rey Fernández-Latorre en el quinto encuentro InspiraTICs, que organiza la Plataforma Proyecta, el espacio pensado para promocionar la tecnología en el aula y que está auspiciado por la Fundación Amancio Ortega y la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre.

Los convocados podían participar en dos de los tres talleres programados, después de una charla general. En una de las salas de la Fundación Santiago Rey se hablaba de inteligencia emocional, de la mano de Óscar Corominas, y en la otra era César Poyatos el que ponía a jugar a los profesores para que supiesen usar el móvil en las aulas. En el Museo Santiago Rey, Juanjo Vergara primero dio una charla a todos los profesores sobre cómo conseguir que los alumnos se emocionen para aprender, y después les explicó los cinco pasos que hay que seguir para desarrollar un proyecto, la especialidad de Vergara.

Sobre la forma de atrapar a los estudiantes, Vergara hizo una reflexión sobre el mundo de los alumnos y el que se desarrolla en el aula, que ellos consideran ajeno, inútil, aburrido y que tiende a la uniformidad. «La buena noticia sois vosotros», completó Vergara tras enumerar los problemas de la escuela actual, y es que «vosotros estáis aquí porque queréis cambiar las cosas».

Les alertó de que un profesor «puede ser justo pero difícilmente será objetivo», de que los buenos maestros escuchan, a veces transgreden el espacio y el tiempo y tienen una estrategia. Les invitó a escribir en un papel su sueño como maestros hacer con el papel un avión y lanzarlo. Cada uno tenía que conseguir el avión de otro colega y al final de la jornada reunirse con él y darle una sugerencia para que ese sueño se pudiese cumplir.

La clase es inteligente

En cuanto a su taller, Juanjo Vergara resumió los cinco pasos que debe dar el profesor que quiera aplicar el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). Resultó muy ilustrativa e interesante la charla, porque puso numerosos ejemplos: «Aconsejo mirar los contenidos que queremos desarrollar y buscar un proyecto en el que se puedan trabajar estos contenidos». Puede ser un proyecto que uno imponga -«buscar el día de lo que sea, y lo programo para entonces»- o que se les ocurra a los alumnos, aunque en este caso tendrá una preparación menor.

Una vez se establece el tema, surge el primer trabajo en equipo, «establecer qué sabemos de ese tema y qué queremos saber», una dinámica que permite a la clase demostrar su inteligencia, y que refuerza automáticamente las ganas de trabajar, algo fundamental porque «si el alumno no se emociona, no se está haciendo ABP». Advirtió que el profesor «debe estar atento y cuando surja una idea con potencia educativa, aprovecharla», y nuevo ejemplo: «Si hablamos de China y uno señala la muralla, yo le puedo preguntar si se ve desde el espacio, que me permitirá hablar de distancias de la Tierra a la Luna, de la Estación Espacial y de geometría con la propia muralla». Y otro truco: «Con la paleta de las inteligencias múltiples, podemos pensar en actividades para explicar cada pregunta». El taller terminó haciendo un proyecto entre todos.

Un recurso por explotar

César Poyatos enseñó estrategias para hacer llegar a los alumnos el conocimiento a través de los móviles y tabletas. Aplicaciones que permiten hacer infografías -«estoy enseñando estructura de la materia a los de tercero de la ESO y han hecho una infografía de los modelos atómicos», explicó como ejemplo-, o simples «fotomaratones» -de figuras geométricas que encuentren en su vida diaria, apuntó- son algunas de las infinitas posibilidades que tienen los profesores para conseguir que los adolescentes quieran participar en clase y aprendan sin que resulte una tortura para ellos. Hay que perder el miedo al móvil y la tableta, explicaba, y convertirlos en unos aliados, aunque solo son herramientas, no son el fin.

Para liderar hay que conocerse

«Es más importante que os encontréis con el alumno cada día a que le deis contenidos para que saque muy buena nota en selectividad, algo que solo le interesará a la comunidad autónoma». Así de claro se mostró Corominas con los maestros, a los que invitó al autoconocimiento, una clave fundamental para poder ser feliz y liderar su clase. «Si uno no controla su ansiedad, su angustia ni su impaciencia, cómo se lo va a enseñar, a mostrar, a un niño». Eso sí, advirtió que encontrar la serenidad no es fácil y propuso leer mucho para compensar el estrés. La lectura, además, sirve de termómetro para saber el grado de ansiedad: «El tiempo que tardas en concentrarte en la primera página de un libro marca tu nivel de estrés».