El ADN de la garrapata abre la vía para paliar las enfermedades que transmite

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

CISC

Científicos de Vigo y Santiago participaron en la identificación de su secuencia genética

10 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La picadura de una garrapata estuvo a punto de costarle la vida a la cantante Thalía en el 2008, mientras que Avril Lavigne se vio obligada a abandonar los escenarios durante un año por la misma infección, que también dejó postrado al actor Alec Baldwin. Son solo algunas de las decenas de miles de personas que cada año se ven afectadas, fundamentalmente en el hemisferio norte, por la borreliosis o enfermedad de Lyme, causada por una bacteria transmitida por un arácnido de apenas un centímetro que ha infectado al ser humano durante, al menos, los últimos 3.300 años, ya que su huella se ha encontrado en la momia de Otzi, el hombre de los hielos. Daños vasculares, neurológicos y articulares son algunos de los síntomas producidos por la acción del patógeno. Si no se detecta a tiempo puede llevar incluso a la muerte.

La borreliosis es la más conocida, pero es solo una de las múltiples patologías que transmite, tanto a humanos como animales y plantas, un parásito del que existen varias especies. El genoma nuclear de una de las más conocidas, la Ixodes scapularis, acaba de ser secuenciado por un consorcio internacional de 93 científicos de varios países, entre ellos los gallegos José Manuel Castro Tubío, de la Universidade de Vigo, y Marta Tojo, de la de Santiago e investigadora posdoctoral del programa I2C de la Xunta, que han tenido una destacada participación en un proyecto que ha culminado después de nueve años de trabajo con la publicación del estudio en Nature Communications. La lectura del ADN de la garrapata abre la puerta a comprender mejor su biología y a desarrollar insecticidas específicos para contener las plagas protagonizadas por este insecto.

«Disponer del genoma de una especie modelo nos va a permitir desarrollar avances que podremos aplicar también a otros tipos de garrapatas y desarrollar fórmulas de lucha contra las enfermedades que producen», explica José Manuel Castro Tubío, investigador de la Universidade de Vigo que fue de los primeros en incorporarse al proyecto, en el 2007, y que realizó la mayor parte del trabajo en el Sanger Institute de la Universidad de Cambridge.

Casi los genes de un humano

El Ixodes scapularis es un arácnido insignificante, pero con un genoma fascinante y complejo. Con un tamaño de apenas un centímetro tiene 20.000 genes en su ADN, casi tantos como los del ser humano. Algunos de ellos están involucrados en la producción ultrarrápida de cutícula (piel), lo que le permite aumentar hasta en 100 veces su tamaño cuando se alimenta chupando sangre. Igual o más sorprendente es el hecho de que posee múltiples genes orientados a codificar miles de compuestos para formar parte de la saliva, lo que le permite picar multitud de hospedadores, desde humanos a una gran variedad de animales y plantas. No menos destacable es su producción de enzimas especiales detoxificadoras que eliminan el hierro y otros agentes tóxicos para su organismo, lo que le confiere una importante defensa contra los insecticidas.

Estas son las fortalezas de su genoma. Pero también tiene debilidades. «De sus 20.000 genes, hay un 20 % que son específicos de estas garrapatas, algo que no se encuentra en ningún otro animal, lo que significa que podremos dirigir insecticidas que bloqueen estas proteínas y que ataquen solo a estos arácnidos y no afecten a ningún otro organismo vivo», explica Castro Tubío. Este será ahora el objetivo.

«Toxo», el primer elemento de un genoma con nombre gallego

La secuenciación del ADN de la garrapata ha permitido descubrir sus secretos, algo esencial para poder controlar las múltiples enfermedades que produce. Pero a un nivel más estrictamente científico la investigación también ha resultado muy prometedora. Los dos investigadores gallegos, José Manuel Castro Tubío y Marta Tojo, encontraron en su ADN dos nuevas familias de elementos móviles transponibles, fragmentos repetidos del genoma, un hecho relevante en su campo. Uno de ellos se bautizó como «toxo» y es el primer elemento de un genoma con nombre gallego. El otro se llama squirrel.