Cómo no perderse los ocho entroidos de interés turístico

n. blanco REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Si desea acción vaya a ver cigarróns, pantallas, felos y peliqueiros. Si quiere elegancia, a Cobres y al Ulla

06 feb 2016 . Actualizado a las 19:58 h.

El entroido gallego es diverso y variopinto. Muchas manifestaciones tienen su origen en épocas antiquísimas. Los antropólogos sitúan algunas de las vistosas representaciones carnavalescas de Galicia entre las más viejas de la península. La comunidad cuenta con ocho de sus fiestas de entroido declaradas de interés turístico. Pero hay muchas otras de gran valor, caso del oso de Salceda, merdeiros y choqueiros, el loro Ravachol, O Felipiño, etcétera.

De estas ocho de reconocido renombre, la provincia de Ourense se lleva la palma al ser el hogar de seis. El entroido de Verín, el de Laza, el de Manzaneda, el de Maceda, el de Xinzo de Limia y el de Viana do Bolo. La demarcación de Pontevedra comparte con la coruñesa los Xenerais da Ulla, mientras que Vilaboa tiene su carnaval de Cobres.

El Ourense más mágico

El entroido famoso más oriental de Galicia es el de Viana do Bolo, que combina los boteiros (mascarados y con trajes multicolores) y folións, auténticas comparsas que recorren las aldeas. Los boteiros son los encargados de abrir el cortejo y anunciar el entroido de Viana do Bolo, que tiene en su gastronomía, con productos del cerdo como la androlla, otro aliciente más.

Maceda guarda también otro tesoro etnográfico en la figura de sus felos, personajes con máscara emparentados con los peliqueiros, aunque aquí las medias que llevan son negras, mientras en Laza blancas. Hay una regla de obligado cumplimento, pues no todos pueden vestirse de felos. Solo pueden desfilar así los hombres solteros.

El entroido serrano de Ourense tiene un buen ejemplo en Manzaneda. Allí, pululan las mázcaras, destacados bailarines con cara descubierta y con un cuidado tocado. Al igual que ocurría en Viana do Bolo, también hay folións, que abren paso a las mázcaras. Manzaneda tiene además la foliada, una representación satírica en la que participan todos los personajes del carnaval serrano.

Quizá sea el entroido más conocido el arraigado en el llamado triángulo mágico que conforman los concellos de Verín, Laza y Xinzo de Limia, carnaval muy estudiado por el antropólogo Buero Vallejo. En esta zona se vive el carnaval de manera intensa y prolongada. El de Verín, con su elegante cigarrón, cubierto su rostro de miradas ajenas y mala uva, que atiza a los viandantes con una fusta y que algunos sitúan su origen en un intransigente cobrador de impuestos. El entroido de Laza es el más madrugador, y arranca con el Venres de Folión. Pero su figura más destacada es el peliqueiro, personaje singular a quien sí se le puede insultar pero no tocar. Xinzo tiene las fiestas de don Carnal más largas de España, contemplando cinco fines de semana. Aquí, al igual que en Verín y Laza, la vistosidad de los trajes alcanza el paroxismo. Las pantallas lucen sus diseños hechos a mano y llevan en las manos globos fabricados con vejiga animal, que chocan entre sí para intimidar y vigilar que los ciudadanos se disfracen.

Pontevedra tiene en el entroido de Cobres una fiesta singular. Está considerado el más chic de Galicia, por la elegancia y por la combinación de música y danza. Su origen podría estar en el mundo cortesano medieval, en el que la posición social estaba muy definida y marcaba qué lugar ocupaba uno socialmente. Trajes muy elaborados, juegos y baile de madamas y galáns.

La provincia coruñesa comparte con Pontevedra a los Xenerais da Ulla. El río marca frontera natural entre demarcaciones administrativas, pero realmente se funde cuando se trata de tradición. Así, los concellos de Santiago, Teo, Vedra, Padrón, Touro, Boqueixón, sitos en la ribera norte del Ulla, tienen su paralelo en Vila de Cruces, A Estrada y Silleda, en la orilla sur. Los protagonistas utilizan un medio de transporte para sus desplazamientos: el caballo. Hay referencias de su celebración en el siglo XIX, y su origen pudiera estar en lo burlesco de la guerra. Los xenerais y correos van de punta en blanco, con uniformes de gala y originales complementos en el que casi todo vale. Cada cual actúa como defensor o invasor, según las tornas. De gran valor etnográfico es el encuentro que hacen los protagonistas montados, que se cruzan en determinados puntos geográficos para establecer una batalla dialéctica. Son los llamados atranques o altos. Ejemplos en los que se apela a la destreza lingüística, semejante a la que realizan los regueifeiros.

Ocho fiestas de interés turístico para no olvidar el entroido de Galicia, y a las que cualquiera que se tenga por un buen festeiro, no podrá dejar de acudir.