Reino Unido manipulará embriones para hallar el origen de la infertilidad

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Las aplicaciones de «CRISPR»
La Voz

La técnica que lo permite reabre el debate ético sobre los límites de la ciencia

02 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El corta y pega genético se utilizará por primera vez en el mundo en embriones humanos para entender el origen y las causas de la infertilidad y, por tanto, de la vida misma. Este es en esencia el contenido de la autorización concedida ayer por la Autoridad de Embriología y Fertilización Humana del Reino Unido a un grupo del Francis Crick Institute, pero más allá de la aplicación práctica para este fin en concreto de la técnica de edición genómica CRISPR, creada en el 2012 por Emmanuel Charpentier y Jennifer Doudna, la manipulación de embriones ha despertado viejos fantasmas y reabierto un debate ético que nunca se ha apagado después de que en el 2003 la secuenciación del ADN abriese esta posibilidad.

El equipo inglés no será el primero en modificar genéticamente una línea germinal humana, ya que en abril del pasado año lo hizo un grupo de China, con un éxito parcial, para corregir un gen de la beta-talasemia, una enfermedad hematológica hereditaria y potencialmente mortal. De lo que se trata, en este caso, es de modificar el embrión para que los niños nazcan sin esta patología. Este primer uso desató la alarma de la propia comunidad científica, que advirtió que la tecnología, que sí presenta un enorme potencial biomédico mediante la corrección de células adultas defectuosas, está aún demasiado verde como aplicarla en embriones u óvulos, ya que existe el riesgo de que los cambios en el ADN se perpetúen a las futuras generaciones.

Se plantea, además, la controversia ética derivada de la propia destrucción de embriones y de la posibilidad que se abre de diseñar bebés a la carta, una especie de eugenesia más sofisticada. Revistas científicas de primera línea como Science o Nature hicieron un llamamiento a la cautela e incluso se negaron a publicar el trabajo de los investigadores chinos, que acabó saliendo en una publicación menor, Protein & Cell. Otro equipo de científicos independientes, que conforman el Comité Internacional de Bioética de la Unesco, expresó en noviembre pasado su total rechazo a cualquier modificación del ADN y reclamó a los gobiernos una prohibición temporal de toda «modificación» de la línea germinal humana, al tiempo que pedía un amplio debate público sobre el tema.

No se implantarán en el útero

Pero la propuesta de los científicos británicos, encabezados por Kathy Niakan, sortea estos requerimientos éticos, aunque tampoco se libra de la polémica porque en la práctica el experimento sí supone una alteración del genoma de los blastocitos, los embriones en su fase inicial, de poco menos de una semana, y que apenas agrupan a entre 200 y 300 células que sí ya iniciaron su proceso de diferenciación. El equipo, sin embargo, trabajará con embriones no viables, procedentes de los descartes de las clínicas de reproducción asistida y que bajo ningún caso se implantarán en el útero.

«Creemos que nuestra investigación puede mejorar la comprensión de los primeros estadios de la vida humana, porque si comprendemos mejor los genes podríamos realmente ayudar a mejorar los tratamientos de la infertilidad y ofrecer luz sobre las causas de los abortos», explica Kathy Niakan. De lo que se trata, en esencia, es de conocer cuáles son los genes necesarios para que un embrión humano se pueda convertir con éxito en un bebé sano. En este proceso se esperan conocer las causas de la infertilidad y determinar, por ejemplo, por qué fallan los procedimientos de reproducción in vitro, en los que de cada cien óvulos fertilizados menos de 50 llegan a la etapa de blastocito y solo 13 se desarrollan más allá de tres meses después de ser implantados en el útero.

La investigadora británica asegura, de hecho, que su objetivo es la mejora de los tratamientos de fertilización, y no la mejora genética de los embriones. Kathy Niakan fue, en su momento, una de las científicas que llamó a la cautela en el uso de esta técnica para la manipulación de embriones.

Sin embargo, para Callum MacKellar, director de investigación del Consejo Escocés de Bioética Humana, el pasado dado ayer es aún precipitado. «Abre el camino -dijo- a modificar genéticamente todos los descendientes de una persona, así como a la plena eugenesia que fue condenada por todas las sociedades civilizadas después de la Segunda Guerra Mundial».