El mal tiempo aceleró, pero no cambió la ruta de los Reyes Magos

La Voz REDACCIÓN

SOCIEDAD

Los camellos de Pontevedra quedaron atascados en Ourense

06 ene 2016 . Actualizado a las 12:09 h.

Los Reyes Magos resistieron al temporal en Galicia. Pese a las fuertes rachas de viento y lluvia, las cabalgatas se celebraron sin apenas contratiempos y con numeroso público en las principales ciudades gallegas. La amenaza de suspensión que había sido advertida en algunos casos, como en Vigo, se quedó en un simple susto. Aunque eso sí, sus majestades tuvieron que acelerar el paso y las comitivas llegaron a su destino antes de tiempo. Fue el caso de A Coruña, donde las 14 carrozas alcanzaron la plaza de María Pita con casi una hora de antelación después de recorrer la ciudad desde la estación de trenes. Las calles, pese al mal tiempo, estaban abarrotadas.

La cabalgata de Vigo también fue la más veloz de los últimos años. Tratando de evitar el diluvio que amenazaba con caer tras múltiples episodios de lluvia intensa y granizo a lo largo de la jornada, el desfile salió puntual a las seis de la tarde desde García Barbón y no se demoró en esperas. El objetivo era saludar a los miles de niños que se agolpaban en la calle y poder acabar cuanto antes en la Porta do Sol.

En Santiago, y por el mismo motivo, sus majestades salieron desde la estación de trenes a las seis de la tarde, con puntualidad británica. Pero apenas llovió durante la comitiva y lo más llamativo fue el hecho de que en las tres carrozas de los magos, a diferencia de años anteriores, solo se subieron tres pajes elegidos por sorteo con la intención de darles una mayor vistosidad. Otras carrozas con músicos y bailarines les siguieron hasta el Obradoiro.

El mayor contratiempo se vivió en Pontevedra, porque a la constante amenaza de lluvia e intermitentes chaparrones, el destino sumó un nuevo imprevisto con los camellos. Tras ser retenidos en Ourense a causa de una avería en la A-52, los animales finalmente llegaron a tiempo a la ciudad del Lérez y las nubes dieron paso al frío, concediendo una tregua que solo interrumpieron puntualmente para empapar a pajes, majestades y público.

En Lugo no fue la lluvia lo que provocó el caos, ya que amainó durante la mitad del trayecto, sino el desconcierto a la hora de anunciar el final del recorrido. Primero se había anunciado que iba a ser en un local cerrado, pero luego se optó por el espacio tradicional en la plaza del ayuntamiento. Y no todo el mundo se enteró del cambio. Más tranquila fue la cabalgata en Ourense, donde los Magos llegaron sin mayores problemas a la plaza Mayor, pese a que al principio llovió mucho.