La reforma de la curia, el gran desafío del papa Francisco en el Año Santo

maría souto REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

ETTORE FERRARI | Efe

El 2016 está marcado por una agenda llena de viajes, ceremonias y el juicio Vatileaks

03 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El 2016 acaba de empezar, pero la agenda del papa Francisco está llena de proyectos en el año en el que el pontífice celebrará tres al frente de la Iglesia católica. Desde que el pasado 8 de diciembre anunció el Jubileo de la Misericordia -con la apertura de la puerta santa de la basílica de San Pedro- el Año Santo comenzó oficialmente para finalizar doce meses después, en un 2016 que supondrá todo un desafío para el papa Francisco: viajes, grandes ceremonias, reforma de la curia, el juicio Vatileaks y el gran protagonista, el jubileo.

La propia Santa Sede indicó cuando se hizo público el anuncio del jubileo que la apertura de esta celebración cobraba «un significado especial», ya que tiene lugar en el quincuagésimo aniversario también de la clausura del Concilio Vaticano II (1962-1965). Y no es casual que se dedique a la Misericordia, palabra incluida en el propio lema de su pontificado (Miserando atque eligendo) y a la que hizo referencia el papa cuando aceptó su pontificado: «Soy un gran pecador, confiando en la misericordia y en la paciencia de Dios. En el sufrimiento, acepto». Entre los actos previstos para esta gran ocasión, destacan una ceremonia el 6 de noviembre con presos en la basílica de San Pedro y la canonización de la Madre Teresa de Calcuta.

El papa Francisco aprobó el milagro que la reconoce como santa el pasado 18 de diciembre y será santificada el 4 de septiembre del 2016, en un jubileo que tiene un carácter extraordinario y no sigue el ritmo tradicional de los ordinarios que se celebran cada 25 o 50 años.

Un cambio profundo

Además, será un año en el que quedará totalmente definida la reforma de la curia romana y la aprobación de la Constitución Apostólica, que supondrá un cambio profundo en el funcionamiento de la Santa Sede. El consejo de nueve cardenales que ayudan al papa en el gobierno de la Iglesia ultimó el proyecto de simplificación de la curia vaticana que reducirá los diversos consejos pontificios en dos grandes departamentos, uno dedicado a «laicos y familia» y otro dedicado a «caridad y justicia».

Francisco lo advirtió durante el tradicional mensaje de Navidad: «La reforma de la curia seguirá adelante con determinación». Una frase que cayó como un jarro de agua fría entre los prelados que trabajan en el Vaticano, en un proceso que encuentra fuertes resistencias y en el que el papa deberá fusionar dicasterios (ministerios), reorganizar la burocracia, reducir personal, así como modernizar el sistema de comunicaciones, después de haber comenzado a tocar el sistema económico y financiero, lo que ha generado mucho malestar interno.

De forma paralela, se ha ido definiendo la reforma económica, con la creación de la secretaría y el consejo de Economía y el saneamiento del banco del Vaticano.

A finales de febrero está previsto que se retome el juicio del escándalo conocido como Vatileaks 2 por la filtración de secretos y documentos clasificados de la Santa Sede, que sentó en el banquillo de los acusados a cinco personas, entre ellas al sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda. Ese mismo mes, el 12 de febrero, el papa aterrizará en Ciudad de México, en el cuarto viaje a su continente natal, y allí se dirigirá a Chiapas para realizar un programa de actividades en comunidades indígenas de San Cristóbal de las Casas. El verano lo llevará a Cracovia, la ciudad de Juan Pablo II, donde en julio clausurará la Jornada Mundial de la Juventud ante millones de jóvenes.