El planeta alcanza en París el primer pacto global vinculante contra el cambio climático

Raúl Romar García
R. Romar LA VOZ

SOCIEDAD

FRANCOIS GUILLOT | Afp

La meta fijada es rebajar el incremento de las temperaturas «muy por debajo de los dos grados»

13 dic 2015 . Actualizado a las 00:31 h.

Vítores, abrazos, ovaciones, lágrimas de emoción y un estruendoso aplauso que se prolongó durante más de cinco minutos marcaron ayer la celebración del primer acuerdo global y vinculante para frenar el cambio climático aprobado por 195 países en la ya histórica cumbre de París y que entrará en vigor en el 2020. El pacto, festejado también por los ecologistas y oenegés de todo tipo, no es compromiso perfecto, pero sí el posible después de varios años de esfuerzo diplomático, con el sonoro fracaso de la conferencia de Copenhague del 2009 de por medio, para intentar que las temperaturas del planeta estén «muy por debajo» de aquí a fin de siglo del incremento de dos grados con respecto a los niveles preindustriales (1880), la cifra de consenso a partir de la cual se considera de que el calentamiento global será irreversible y con consecuencias mucho peores. Las partes también se comprometen a «seguir esforzándose» para que este aumento se limite a 1,5 grados.

Es el consenso más ambicioso de los posibles dentro de la dificultad que supone poner de acuerdo a 195 países con intereses contrapuestos. Y no solo acarrea un compromiso para salvar el clima, sino que marca el inicio hacia un cambio de modelo energético basado en las fuentes renovables. Es lo que se deduce del compromiso de alcanzar, en la segunda mitad de siglo, un equilibrio entre las emisiones provocadas por las actividades humanas y las que puedan ser capturadas por medios naturales -a través de los bosques con su efecto de sumidero de carbono- o por medio de nuevas tecnologías como el almacenamiento y captura de CO2. «Este es el final de la era de los combustibles fósiles», llegó a asegurar Greenpeace en un comunicado.

Tope de emisiones

El pacto no se marca una fecha en la que se debe alcanzar el tope de emisiones, pero se insta a que se haga «lo antes posible» y tampoco se fijan compromisos de disminución, algo que queda en manos de los estados, que sí tienen que cumplir el objetivo global y vinculante de que las temperaturas estén «muy por debajo de los dos grados». Como con las aportaciones de los 185 Estados que hasta el momento presentaron sus contribuciones voluntarios no se lograría la meta, se establece un mecanismo de verificación cada cinco años en el que estos objetivos se revisen al alza.

Quedan aún detalles para perfilar en futuras conferencias, pero el pacto de ayer es ya un hito, tal y como advirtieron los líderes políticos. Uno de los que reaccionó de forma más inmediata fue Barack Obama, que desde su Twitter destacó: «Esto es enorme: casi todos los países del mundo acaban de suscribir el acuerdo de París gracias al liderazgo estadounidense». Sin atribuirse méritos como Obama, el verdadero artífice del pacto, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, fue mucho más modesto a la hora de admitir que «acabamos de hacer algo grande.

Mejor de lo que las negociaciones parecían indicar

El acuerdo de París deja aspectos pendientes para otras conferencias y su nivel de ambición puede que no satisfaga a todos, pero el texto final va mucho más allá de lo que las últimas negociaciones hacían temer. En último momento se consiguieron importantes compromisos para el planeta. Estos son algunos.

Vinculante

Legal. El acuerdo será vinculante en el sentido de que obliga a los Estados a cumplir el objetivo general de que la temperatura del planeta se mantenga «muy por debajo de los dos grados» de aquí a fin de siglo. Pero no lo serán las metas de reducción de emisiones que se ha marcado cada país, una alternativa que se tuvo que incluir para que Estados Unidos no se quedara fuera del pacto, ya que Obama no cuenta con el apoyo del Senado ni del Congreso.

Revisión

Al alza. Para que los países cumplan sus objetivos de reducción de emisiones se establece un mecanismo de «reporte y rendición de cuentas transparente» con la idea de ir renovando sus promesas nacionales al alza para lograr la meta global final. Estas contribuciones se revisarán cada cinco años. El primer análisis se efectuará en el 2018 y la primera actualización al alza en el 2023, un acuerdo mucho mejor del que se había incluido en los borradores.

Financiación

Fondo Verde. Se establece un «mínimo» de 96.000 millones de euros anuales a partir del 2020 para financiar el proceso de mitigación y adaptación de los países en desarrollo y vulnerables al cambio climático. Los estados industrializados tendrán que realizar aportaciones obligatorias, mientras que para los emergentes serán «voluntarias».

Pérdidas y daños

Nuevo mecanismo. El mecanismo de pérdidas y daños se crea para compensar a los estados más afectados por las consecuencias del cambio climático.

Bosques

Efecto sumidero. Se reconoce el papel de los bosques como sumidero de carbono y la obligación de protegerlos con ayuda internacional.

Fabius, el héroe inesperado frente al calentamiento global

Puño de hierro en guante de seda. Fue la estrategia que siguió el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, para conseguir el primer pacto global para frenar el cambio climático. De trato amable y mano firme, el veterano diplomático galo, que fue ministro en cuatro ocasiones y exhombre de confianza del presidente François Miterrand, fue el auténtico artífice de que 195 países, con intereses contrapuestos en muchas ocasiones, lograran un acuerdo histórico. Es su legado político. Así se lo reconocieron los negociadores, a los que impuso desde su elegancia y cortesía una estricta agenda para que fueran presentando en plazo los borradores previos al compromiso final. En su debe figura que no consiguió que la cumbre concluyera el pasado viernes, en la fecha fijada. Pero de haberlo logrado más que un diplomático sería un auténtico superhéroe. Antes de la reunión en París se pasó todo el año viajando por el mundo para encauzar las negociaciones y, una vez en la conferencia, hizo gala de una transparencia nunca vista hasta ahora. Evitó a toda costa las reuniones en secreto de las delegaciones a espaldas de lo que se debatía en el plenario, algo que sí se hizo en la fracasada cumbre de Copenhague. «El acuerdo del clima queda aprobado», dijo emocionado s el nuevo e inesperado héroe del clima antes de dar el martillazo final.