Devolvió su estrella a la guía francesa en el 2013

A. A. LA VOZ

SOCIEDAD

Xoán A. Soler

Marcelo Tejedor ha encontrado en su nuevo negocio la libertad que buscaba para expresarse

26 nov 2015 . Actualizado a las 17:14 h.

Todo lo que rodea a Marcelo Tejedor roza siempre lo genial y lo extravagante, pero lo de anoche se lleva la palma, empezando por que no estuvo en la gala celebrada en su ciudad. Michelin le dio la estrella en el 2004, se la quitó en el 2011 y se la devolvió en el 2012... hasta que él ya no la quiso. Convencido de que el mundo de la gastronomía había cambiado y que el restaurante gourmet -su Casa Marcelo- era un auténtico «lastre», Tejedor se plantó en Madrid en febrero del 2013 para devolver el distintivo.

«La devolví simbólicamente», explicó entonces a La Voz de Galicia. «Michelin entendió perfectamente que estoy buscando un nuevo formato y creo que agradeció el gesto». Para Tejedor fue «una liberación» desprenderse del restaurante tradicional. «Es muy complicado mantenerlo, sobre todo en ciudades pequeñas. Son tiempos difíciles y está fuera de contexto», añadió.

¿Qué hizo entonces el chef? Pues se reinventó y montó un bar de tapas. Dos años después, Michelin le devuelve el entorchado, que el chef recibe ahora por un negocio diametralmente opuesto al anterior y en el que ha encontrado la libertad que buscaba para expresarse.

La vía elegida es lo de menos, porque lo que han vuelto a valorar los inspectores es su pericia en los fogones.