La tosferina mata a lactantes que todavía no han podido iniciar o completar su pauta de vacunación. Esta población es la más vulnerable, siempre lo ha sido. De hecho vacunamos precisamente para evitar estos casos, ya que son los niños y sobre todo los adultos jóvenes los que les transmiten la enfermedad.
Lamentablemente, lo que esta ocurriendo con la tosferina esta aconteciendo globalmente, no solo en España. La efectividad de las vacunas disponibles no es perfecta, y al igual que lo que sucede con la infección natural, no genera una protección indefinida, lo que hace necesaria la administración de más dosis a lo largo de la vida. Fruto de esta situación, empezamos a analizar entre otras muchas opciones, el papel de la vacunación de la embarazada: la madre transmite así sus defensas al recién nacido, y le protege en el momento de más vulnerabilidad, mientras aun no está vacunado. Esta estrategia la estamos estudiando en colaboración con el Servicio de Obstetricia en el Hospital Clínico de Santiago. La experiencia práctica acumulada en el Reino Unido y Estados Unidos nos hace creer que se trata de la opción menos mala para controlar el rebrote de la enfermedad.
El día 26 tendremos en Santiago a una experta mundial en tosferina, la doctora Nicole Guiso, del Instituto Pasteur, en el marco de la reunión internacional que organizamos sobre infecciones y vacunas (www.tipico2015.com). A ella le preguntaremos si se puede resolver el problema de otra manera. No se cuál será su respuesta, pero de momento, yo confío en las medidas que nuestras autoridades están tomando, y que a priori están correctamente enfocadas, considerando la eventual necesidad de vacunar a la embarazada frente a la tosferina.