«Curiosamente, los niños con obesidad están malnutridos»

Elisa Álvarez González
elisa álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

monica ferreirós

Rosaura Leis, pediatra del Complejo Hospitalario de Santiago, destaca las alteraciones psicoemocionales del sobrepeso infantil

06 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La OCDE lo dice muy claro. España tiene una enorme esperanza de vida, pero sus problemas de sobrepeso, sobre todo en edades pediátricas, pueden dar al traste con estas expectativas. Rosaura Leis, pediatra del Complejo Hospitalario de Santiago y experta en nutrición es tajante, la obesidad infantil no solo acarrea enfermedades en la edad adulta sino que ya aparecen en la infancia y la adolescencia.

-El informe de la OCDE habla de un 30 % de niños con sobrepeso en España, ¿las cifras en Galicia son similares?

-Son aproximadamente las cifras que manejamos, no hay grandes diferencias en el territorio español. La obesidad se sitúa en torno al 16 %. Las cifras varían en función de los patrones con los que las comparemos, pero la realidad es que España y los países del sur de Europa son en estos momentos los países con una mayor prevalencia de obesidad infanto juvenil, independientemente del patrón.

-¿Hasta qué punto el sobrepeso y la obesidad influyen en problemas de salud futuros?

-La obesidad infantil es una enfermedad, no solo por los problemas que pueda tener a largo plazo. Los niños con obesidad tienen mayor riesgo de ser obesos en la edad adulta, lo que se asocia a muchas enfermedades, como las cardiovasculares; algunos tipos de cáncer; alteraciones digestivas; o la esteatosis hepática no alcohólica. Pero el problema es que no solo es en la edad adulta, sino que ya en niños obesos vemos la presencia de estas enfermedades.

-¿Fundamentalmente cuáles?

-Ya estamos viendo niños obesos con hipercolesterolemia, es decir, niveles de colesterol más alto; con niveles de tensión más altos; con depósitos de grasa en el hígado, que es la esteatosis hepática no alcohólica. En nuestro trabajo hemos demostrado ya la existencia del síndrome metabólico en niños antes de la pubertad, de la adolescencia. Y el síndrome metabólico es tener niveles de colesterol bueno bajos, tensión alta, circunferencia de cintura alta. Y por ejemplo la diabetes tipo 2, que antes no se presentaba en niños, ahora ya la vemos. La tipo 1 era la clásica de los niños, pero ha aumentado la prevalencia de la diabetes tipo 2 ligada a la obesidad y la grasa corporal. Habría que destacar además dos enfermedades o comorbilidades asociadas a la obesidad que son las alteraciones nutricionales, porque curiosamente están obesos pero están malnutridos, tienen déficit de hierro, de calcio o de vitamina D. Y por otro las alteraciones psicoemocionales, porque la obesidad está estigmatizada, y esto hace que el niño obeso tenga peor calidad de vida, peor rendimiento escolar y que tenga más ideación y tentativa de suicidio. Son datos alarmantes para la salud del niño y por supuesto del adulto.

-¿Es un problema básicamente de mala alimentación o de sedentarismo?

-No se puede hablar de obesidad sin hablar de un trinomio. Por un lado la alimentación, cambios importantes que se han hecho en la alimentación con el abandono de nuestra dieta saludable atlántica, en el caso gallego, y de la dieta mediterránea en el resto del país. Por otro lado un aumento del sedentarismo o de la inactividad fundamentalmente ligada a las pantallas, a la televisión, el ordenador o la telefonía móvil. Y en tercer lugar una disminución de la actividad física, ya sea la práctica deportiva, o la actividad habitual, como subir o bajar escaleras, hacer recados, jugar en la calle... La interacción de estos tres factores hace que se produzca un balance positivo de energía, que se deposita en forma de grasa, y esta grasa no es solamente un órgano de reserva sino que produce sustancias que afectan a todos los órganos y aparatos.

-El documento de la OCDE vincula directamente esperanza de vida y sobrepeso, ¿guardan una relación estrecha?

-Creemos que sí. Dada la alta prevalencia de estas enfermedades asociadas a la obesidad, los obesos tendrán una menor esperanza de vida que quienes no lo sean. Y probablemente por primera vez después de haber visto durante un siglo avanzar la esperanza de vida y mejorar la calidad de vida -tan importante como la esperanza-, nuestros hijos podrán vivir menos de lo que vivieron sus abuelos y sus padres, y sobre todo con peor calidad de vida, con más enfermedades asociadas, lo que ademas pondrá en riesgo el sistema sanitario nacional de salud.