Una británica recae del ébola ocho meses después de recibir el alta

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

LISA FERGUSON

Cafferkey se encuentra en estado grave. Los médicos creen que no existió riesgo de contagio para las personas que convivieron con ella en los últimos meses

10 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La enfermera escocesa Pauline Cafferkey vuelve a debatirse entre la vida y la muerte. Ocho meses y medio después de que hubiera sido dada de alta, el virus del ébola continúa en su cuerpo y la enfermedad se le ha reproducido. De confirmarse que su estado de máxima gravedad se debe a una complicación producida la infección se trataría de un caso extraordinario y excepcional, ya que hasta el momento no se han descrito supuestos en los que el virus permanezca alojado en el organismo durante tanto tiempo.

Cafferkey había sido dada de alta el 24 de enero de este año, después de permanecer ingresada durante un mes en el hospital Royal Free de Londres tras contraer la enfermedad en Sierra Leona, donde trabajaba para la organización Save the Children.

«Podemos confirmar que Pauline Cafferkey fue trasladada del hospital Queen Elisabeth de Glasgow (Escocia) al Royal Free de Londres por una complicación tardía inusual vinculada a su precedente enfermedad», según confirmó Pauls Cosford, director médico del organismo de sanidad pública Public Health England, después de que la noticia fuese adelantada por la BBC. La paciente fue trasladada en un avión militar por la mañana y ayer por la tarde se encontraba en estado muy grave.

Los médicos que la atienden creen que puede estar afectada por un remanente del virus que se pudo alojar durante meses en alguna parte del cuerpo que aún se desconoce antes de infectarla de nuevo. En cualquier caso, los expertos británicos creen que no existió riesgo de contagio para las personas que convivieron con ella en los últimos meses. «El riesgo para el público es muy bajo, aunque de acuerdo con los procedimientos habituales para casos como este haremos un seguimiento de sus contactos más íntimos como medida de precaución», explica Emilia Crighton, del servicio público británico.

Rafael Delgado, jefe del servicio de Microbiología del Hospital 12 de Octubre de Madrid y uno de los miembros del comité de expertos nombrado por el Gobierno para la vigilancia del ébola en España, cree que es pronto para determinar si a la enfermera se le reprodujo el virus o si ha sufrido una recaída por una complicación previa causada por el virus. Si se tratara del primer supuesto asegura que nos encontraríamos «ante un caso realmente insólito que no se había producido en ninguna otra ocasión».

Se sabe que el virus puede permanecer en el cuerpo, en los fluidos del esperma de los hombres, hasta 90 días, de ahí que la OMS recomiende a los que reciban el alta de la enfermedad que, en el caso de practicar relaciones sexuales, lo hagan con protección. Pero más allá de este plazo no hay casos documentados. La excepción puede ser el caso de un paciente liberiano que aún está en estudio, que, supuestamente, contagió al virus a otra persona mediante una relación sexual seis meses después de que le hubieran dado el alta. «Puede darse el caso -apunta Delgado-, aunque sería muy infrecuente, que en algunos individuos permanezca durante más tiempo».

También en el globo ocular

Juan José Gestal, decano de Medicina en la Facultad de Medicina y miembro del comité científico del ébola en Galicia, también confiesa que, de confirmarse lo ocurrido a la enfermera británica, también «sería el primer caso de recidiva causada por el virus que conozco».

Otro caso excepcional descrito por la literatura médica es el de un estadounidense en el que el virus permaneció durante dos meses en el globo ocular del ojo.