¿Y por qué no todos los meses?

Borja Tosar ASTRÓNOMO

SOCIEDAD

27 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Seguro que recuerdan el dibujo que representaba un eclipse lunar en el libro del colegio: el Sol, la Tierra proyectando una sombra tras de sí y, dentro, la Luna. La idea es clara, cuando los tres astros se alinean hay un eclipse. Si animamos con un poco de imaginación el gráfico, la Luna da una vuelta una vez al mes, por lo que todos los meses debería haber un eclipse de Sol y otro de Luna. Al menos en teoría. ¿Qué falla? ¿Por qué se ven tan pocos eclipses? El problema está en el punto de vista. Algo parecido pasara si nos asomamos a la ventana de un piso alto y justo debajo, cayendo a plomo, vemos a tres o cuatro transeúntes. No vemos sus cuerpos, estamos justo encima. Sin más referencias que viendo sus cabezas y sus hombros, no podríamos decir si son tres personas de la misma altura o cual es más alto o bajo, nos falta perspectiva.

Al Sol, la Tierra y la Luna les sucede lo mismo. La Luna da vueltas alrededor de la Tierra con una inclinación de cinco grados, suficientes para que la mayoría de los meses pase por encima o por debajo de la sombra de nuestro planeta. Solo en momentos muy concretos los tres astros cumplen dos condiciones, que estén alineados y que, además, coincida con que nuestro satélite pase por la sombra de la Tierra. Es entonces cuando se produce un eclipse. No es una mala noticia, esta órbita caprichosa no deja ver más de dos o tres eclipses del satélite al año, pero a cambio nos permite disfrutar de la visión de la Luna llena, que sería imposible de otro modo.

Una solo foto fija desde un ángulo concreto puede llevarnos a error y a malinterpretar el universo. Tanto en mecánica celeste, como en la vida misma, son necesarios diferentes puntos de vista para entender los eclipses y todo lo demás.