El papa acudió a una céntrica óptica de la capital italiana, de nombre La Spiezia, para renovar sus gafas
05 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.El papa Francisco se ha dejado ver en una óptica romana, de nombre La Spiezia, como un ciudadano más que deseaba renovar sus lentes. Llegó en coche en la tarde de ayer, salió por su propio pie y entró en una céntrica óptica de la capital italiana, situada en la Vía del Babuino, cerca de la Piazza del Poppolo. Y no lo hizo de incógnito, sino vestido de papa, todo de blanco. Los propietarios, perplejos, atendieron a Francisco, que lo único que quería era cambiar de lentes. Lo primero que hizo el papa fue someterse a las típicas pruebas de visión. Santidad, dígame qué letras ve, seguro que le preguntaron. El pontífice, tras la revisión, procedió a probar varios modelos que le ofrecían solícitos los dependientes de la tienda. Francisco padece de hipermetropía y presbicia.
Según una revista religiosa, el papa se mostró dispuesto en todo momento a abonar el precio normal e insistió en que se le cobrara lo que marcaba, sin rebajas de ningún tipo. Eso sí, recordó a los comerciantes que no quería cambiar de montura, que le valía la suya, «no quiero gastar, pues no necesito unas gafas nuevas», afirmó el papa Bergoglio, que empleó en la tienda más de cuarenta minutos de su tiempo.
Según reconocen los propietarios de La Spiezia los pontífices romanos son habituales de esta óptica situada en la Vía del Babuino. Su antecesor, el papa emérito Benedicto XVI, la frecuentó en alguna ocasión, y se conoce que el argentino Bergoglio no es la primera vez que acude al lugar.