Bolas y vidas en el alambre

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez JUEGO DE TRONOS

OPINIÓN

28 ago 2015 . Actualizado a las 10:41 h.

Por favor, que el drama no impida ver la fiesta. El show siempre debe continuar. Europa dejó de respirar ayer por la tarde. El continente volvió todos sus sentidos hacia Mónaco, hacia la retransmisión, vía televisión, radio y, sobre todo, Internet, del sorteo de la fase de grupos de la Champions. 

Como en el ritual de la lotería de Navidad, las bolas  que contenían el nombre de los equipos fueron las grandes protagonistas. Pero en la pomposa y afectada ceremonia del balompié europeo hay copas, no alambres. Las alambradas están en Hungría, donde refugiados y emigrantes se dejan literalmente la piel atravesando las fronteras en busca de paz y/o una vida mejor. 

Las imágenes son duras. Hablan por si solas de la tragedia que se vive cada día las fronteras. El viejo continente se ha puesto la cara de cemento y solo habla, entre cumbres, comisiones y subcomisiones, de levantar muros. Pero una vez más, es incapaz de adoptar respuestas rápidas. De impedir que los traficantes hagan negocio con la gente. Y de que decenas de personas puedan ser tratadas como carne humana y abandonadas dentro de un camión frigorífico para sufrir una muerte ignominiosa en una carretera de la civilizada Austria. Hay muchas vidas en el alambre. Y nos importan menos que el fútbol.