Las arañas pueden «navegar» como los veleros

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

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Utilizan sus patas y abdomen para adoptar curiosas posturas que les permiten aprovechar las corrientes de viento para deslizarse sobre la superficie del agua

04 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Por primera vez, los investigadores han demostrado que las arañas tienen comportamientos acuáticos que las hacen parecer auténticos veleros, ya que utilizan sus patas y abdomen para adoptar curiosas posturas que les permiten aprovechar las corrientes de viento para deslizarse sobre la superficie del agua hacia la dirección que desean.

Esta investigación, que publica la revista BMC Evolutionary Biology, es el fruto de una colaboración entre varias instituciones científicas británicas, que han liderado el estudio, y la Universidad de Granada.

«Esta tolerancia y las habilidades que tienen en el agua es lo que atenúa el riesgo que para estos insectos conlleva volar de esa manera tan descontrolada», explica el investigador Mohammed Bakkali, del departamento de Genética de la Universidad de Granada y uno de los autores del estudio. «Este artículo -añade- supone la resolución de uno de los grandes misterios de la naturaleza».

«Todos hemos asistido alguna vez a la impresionante lluvia de telas de araña que, brillantes, parecen caer del cielo y de la nada, como ya anotó Darwin cuando estaba en mitad del océano durante su viaje en el Beagle», explica el científico.

La ciencia ya demostró hace tiempo que muchas especies de arañas aprovechan las corrientes de viento para levantar el vuelo y, gracias a la tela que secretan, se elevan y llegan a viajar decenas e incluso cientos de kilómetros. Lo hacen para dispersarse, conquistar nuevos espacios, y buscar nuevos recursos.

Las arañas son animales terrestres y más de dos tercios de la superficie de la tierra son agua. «Al decidir volar corren un gran riesgo de terminar en océanos (como las que observó Darwin), mares, ríos, lagos, pantanos o charcos. Por lo tanto, la selección natural no debería haber permitido tan arriesgado comportamiento», señala el investigador de la UGR.