Sara vuelve a nacer, esta vez con el nombre oficial del sexo sentido

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

OSCAR CELA

La primera menor transexual tendrá que cambiar todos los documentos

30 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es como si volvieras a nacer» fue el argumento que Cristina Palacios utilizó con su hija Sara para explicarle lo que supondrá la autorización de la jueza del Registro Civil de Lugo para poder cambiar el nombre que se identifica con su sexo sentido. La respuesta interesada de la niña fue: «Entonces es como si tuviera otro cumpleaños».

Sara, unos días antes de que su familia recibiera la notificación del auto, ya le había preguntado a su madre cuándo podría cambiar el carné de identidad. Cristina Palacios le dio largas porque lo que tampoco se esperaba era recibir una respuesta a la petición que formuló, conjuntamente con su marido, en mes y medio. La presentaron el 18 de febrero y el 27 de marzo les notificaron la resolución.

A Cristina Palacios le espera un largo periplo por las administraciones para cambiar el nombre a su hija en todos los documentos públicos. «Estoy encantada de la vida de tener que hacerlo. Este es un problema menor», señala.

«Estoy muy satisfecha, porque ya nadie tiene que saber la condición de Sara cuando presente su documentación -sostiene-. Hasta ahora estaban vulnerando continuamente su derecho a la dignidad y a la intimidad».

Cuando Sara fue al endocrino por primera vez, el especialista no sabía nada y al ver el nombre en la tarjeta sanitaria y tener delante a una niña no pudo disimular su sorpresa. Cuando salió de la consulta le comentó a su madre: «Me miró mal». Cristina Palacios sabe que le queda mucho camino por recorrer en la visibilización de la transexualidad infantil, pero considera fundamental este paso, que abrirá el camino a otros niños. «La mayoría de las familias -asegura Palacios- todavía hoy no escuchan a sus hijos, los silencian y los obligan a vivir según el sexo que se les asignó al nacer. Lo hacen por desconocimiento, prejuicios, creencias religiosas, miedo al rechazo social...».

Salvar estas barreras es lo que llevó a esta madre de Lugo, que sí escuchó a su hija, a crear la asociación Chrysallis en Galicia, que preside. En poco tiempo formaron un grupo de familias implicadas, que ya se han reunido en el Parlamento con todos los grupos políticos, a los que explicaron qué pretende esta organización. Les hablaron como padres y madres que buscan el bienestar físico y mental de sus hijos, que crezcan felices y sin estigmas y les dejaron claro que se mantendrán firmes en el empeño, según reconoció la presidenta.

Ahora en Chrysallis están pendientes de que los reciba la conselleira de Sanidade, a la que demandarán el acceso a los tratamientos con bloqueadores de caracteres sexuales, que es el paso previo a los tratamientos hormonales.

Para Cristina Palacios y su marido, la transexualidad de Sara no fue una sorpresa. A los cuatro años les pedía que cuando se dirigieran a ella la llamaran con un nombre femenino y cuando su padre le leía cuentos por la noche siempre le decía: «Yo de mayor quiero ser chica». No solo eso, sino que le comentaba que todas las noches se dormía pensando en que cuando se despertara iba a ser una niña.

No se arrepintieron de escuchar a Sara ni de acompañarla en el tránsito social, que supone dejar de ocultar en el entorno cómo se sentía y empezar a salir a la calle con ropa de niña. Las dudas que tenían sobre si lo estaban haciendo bien o mal se disiparon cuando la escucharon decir que no quería volver a vestirse de niño. «Si me van a seguir llamado maricón que sea vestida de niña», les espetó.