Amenaza al orden social

Beatriz Ranea Triviño SOCIÓLOGA ESPECIALIZADA EN GÉNERO DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE

SOCIEDAD

27 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El matrimonio se constituyó como una institución garante del orden social, del status quo, de la familia y de la monogamia. También como sostén de la desigualdad entre mujeres y hombres, pues los cónyuges no eran iguales en derechos, sino que el marido se convertía en propietario del resto de los integrantes del núcleo familiar: mujer e hijos. De ahí que los legisladores prohibiesen el divorcio y penalizasen el adulterio, especialmente el cometido por las mujeres, como una amenaza al orden social. Por ejemplo, en el Estado español seguía vigente hasta 1978 el delito de la mujer casada adultera por agravio al marido.

A medida que las sociedades han avanzado hacia legislaciones más igualitarias, el matrimonio se ha ido modificando, transformándose en un contrato entre iguales (y ampliable a parejas del mismo sexo en algunos Estados), aunque la desigualdad estructural entre mujeres y hombres cuestiona la igualdad real de dicho contrato. A día de hoy las personas deberían ser libres para formar o romper matrimonio, incluso también para mantener relaciones extramatrimoniales sin que ningún Código Penal les sancionase. ¿Qué clase de delito es ese? ¿Cómo es posible que se juzgue, encarcele e incluso se asesine a alguien por cometer adulterio? No hay que olvidar que en algunas partes del mundo se condena aún a muerte a las mujeres acusadas de ello. Todavía hay mucho por hacer. Un pequeño paso: Corea del Sur despenalizó ayer el adulterio.