Un avión solar recorrerá el mundo sin gastar una sola gota de combustible

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Pretende concienciar de la necesidad de apostar por las energías renovables

27 ene 2015 . Actualizado a las 04:47 h.

El plan de vuelo ya está sobre la mesa. ¿El objetivo? Dar la vuelta al mundo en avión sin gastar ni una sola gota de combustible, movido solo por la energía que proporcionarán las 17.000 células solares instaladas en la aeronave y que alimentarán cuatro motores eléctricos de hélice. Es el reto para la historia en el que se han embarcado los suizos Bertrand Piccard y André Borschberg a bordo del Solar Impulse II, un prototipo más perfeccionado que con el que hace dos años sobrevolaron los cielos europeos y cruzaron el estrecho de Gibraltar. Solo que ahora el desafío es mucho mayor: realizar un recorrido de 35.000 kilómetros durante cinco meses, con 25 días de vuelo efectivo, repartido en doce etapas. El ingenio, que con 2.300 kilos pesa casi lo mismo que un coche, pero que tiene una envergadura de 72 metros similar a la de un Boeing, realizará el despegue desde Abu Dabi en una fecha sin confirmar, aunque se prevé para principios de marzo. Por delante quedarán algunas etapas maratonianas de cinco días y cinco noches sin descanso y que tendrá que soportar un solo piloto, ya que la cabina, de 3,83 metros cuadrados, no permite a más personas. El viaje tampoco será muy cómodo, ya que el habitáculo ni está presurizado ni climatizado. El proyecto Solar Impulse, que se gestó hace más de dos años, no es solo una aventura, sino que el verdadero objetivo es demostrar que existe tecnología para que en un futuro los aviones puedan moverse con energía solar, aunque no será a corto plazo, y concienciar a la población mundial de la necesidad de reducir su consumo energético. «Queremos demostrar que ahora las tecnologías limpias y las energías renovables permiten cumplir cosas consideradas como imposibles. Y lo que hacemos volando todo el mundo puede hacerlo en tierra, en su vida diaria, con el fin de ahorrar los recursos naturales», explica Bertrand Picard. El avión tendrá una velocidad máxima de 100 kilómetros por hora, insuficiente para un vuelo comercial, pero sí un primer paso. «Las aeronaves solares aún están lejos, pero es evidente que proyectos de este tipo ayudan a impulsar e investigar estas tecnologías», apunta Santiago Hernández, ingeniero de la UDC que colabora con Boeing.