«A mocidade aquí é sa, todos nos coñecemos»

SOCIEDAD

Cinco jóvenes de la costa da Morte. Salen, tienen móvil, conocen y usan las redes sociales. También los beneficios y los peligros que pueden tener. Incluso consideran que hay cierto abuso y que eso no solo es cosa de los adolescentes

25 ene 2015 . Actualizado a las 10:52 h.

Dice Brais García (17 años, Fornelos-Baio, primero de bachillerato) que a él no se le pasaría por la cabeza quedar vía redes sociales para una pelea. El mismo desconcierto le produce al resto del grupo alguna práctica de este tipo, y más que pueda llegar a ser masiva, «como unha ideoloxía». Nunca han sido invitados a una cita así, ni hallan una razón lógica par ir. Añade Brais: «Nunha cidade quizais tes máis posibilidades de meterte en problemas, con xente á que non coñeces, pero aquí...». «Aquí coñecémonos todos. Sabes con quen podes ter conflito, con quen non», remarca Carmen Fuentes, alumna de primero de psicología (19), que incide en el arrastre que pueden ejercer las compañías. «A mocidade aquí é sa, claro, pero se te queres meter en líos tamén podes ¡eh!», bromea Brais. De lunes a viernes, toda la mañana, va al instituto de Baio. Igual que Xeila Pose (16 años, Fornelos-Baio, primero de bachillerato). Un día a la semana, por la tarde, tienen clase, así que entre una cosa y otra no es que quede mucho tiempo libre, pero lo aprovechan. Asienten Laura Nantón (15 años, de Canduas-Cabana, estudiante de cuarto de ESO) y Paula Blanco (16, Ponteceso, primero de bachillerato). Su ocio: divertirse, claro. Y la música o el deporte. Son jóvenes, la mayoría adolescentes, tienen móvil y usan las redes sociales. Whatsapp, Facebook, Twitter e Instagram. Asumen que les quitan algo de tiempo o que pueden distraer, pero procuran controlar. Saben de los peligros y de que hoy parece que si no estás en las redes, no existes. «Hai quen non é consciente das consecuencias que pode ter un comentario aí, da xente que o pode ver», cree Paula. «Ten cousas boas, pero tes que ter coidado co que sobes, coa xente coa que falas», valora Carmen. Detectan cierto abuso (también en adultos) y «desfase» a grandes rasgos. Un selfie cierra la conversación. Chavales 3.0. Sanos y puntuales.