«No hay nada más ecológico que una buena crisis económica»

Jorge Casanova
jorge casanova A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

La reconocida urbanista reivindica el orgullo de vivir en el campo

22 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Atesora ocho apellidos vascos, pero resulta que nació en Vilagarcía. Empezó a estudiar arquitectura con 40 años, lo cual no fue óbice para que ganara un premio nacional y sea una de las grandes expertas españolas en el paisaje. Isabel Aguirre de Urcola (Vilagarcía, 1938) tiene una conversación hipnótica que da la impresión de que podría alargarse durante horas: «La vida es muy larga, y es una pena aferrarse a un sitio horrible solo por haber nacido allí». Ella se va, en cuanto puede, a la Ribeira Sacra.

-No le gusta la palabra feísmo, pero el concepto existe. ¿Qué palabra usaría?

-Es difícil, pero seguramente descuido. O quizás desprecio hacia el cuidado de las cosas. Es como si entraras en dos viviendas idénticas en un mismo bloque. Una, aunque sea modesta, se ve ordenada con gusto y primor; en la otra todo es repugnante. Pues con las calles, las fincas y las parcelas ocurre lo mismo.

-Sin embargo, cruza a Asturias y se encuentra con otra cosa.

-Sí. Allí tienen a gala tener su casa cuidada y en parte es porque la Administración se lo ha exigido. Cuando empezamos a rehabilitar Bonaval, era una escombrera. ¿Cuántos vertederos han tenido que ser sellados en Galicia? Y en cuanto te descuidas, te tiran una lavadora en una cuneta. Lo que hace falta es educación, educación y educación.

-Y quizás también un poco de represión.

-Un poco de control, porque, legislación hay bastante, el problema es que no se aplica. Ahora empieza un poco. Pero quizás tenga razón porque ¿cuándo se han acabado los muertos en carretera? Cuando se ha empezado a sancionar en serio y a quitar puntos del carné.

-¿Se avanzará con la nueva normativa para sancionar las construcciones sin terminar?

-Ahí existe el problema de que tiene que sancionar el alcalde, que normalmente tiene una relación muy estrecha con sus vecinos. Esa competencia debería estar en manos de la Xunta.

-¿A qué atribuye que en Galicia tengamos esa problemática tan acentuada?

-Pues a que probablemente no se ha llegado a asumir el orgullo de vivir en el campo.

-Algo parecido a lo que ocurre con el idioma.

-Pues sí; aún hay quien lo relaciona con una cultura baja cuando en realidad es un patrimonio riquísimo.

-¿Cómo ha afectado la crisis a todo este fenómeno?

-No hay nada más ecológico que una buena crisis económica. Aquí pasamos por una época del despilfarro donde cada pueblo tenía un polideportivo y una piscina climatizada que luego no podían mantener; mamotretos que rompían la escala y la arquitectura tradicional. Ahora que hay menos dinero se piensa más dónde invertir.

-¿Cuál es el paisaje más hermoso que ha visto?

-Hummm. Es difícil responder a eso. Probablemente la Ribeira Sacra.

Tres millones de gallegos

La reconocida urbanista reivindica el orgullo de vivir en el campo