El PSOE presenta hoy una demanda, mientras se crea un comité para trazar un plan estratégico y el BNG espera la comparecencia del ministro en el Congreso
12 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La exigencia de que todos -o casi todos- los enfermos de hepatitis C tengan el nuevo tratamiento, mucho más eficaz y menos tóxico que los anteriores, sigue ocupando gran parte de la agenda de actualidad en el arranque de este año. Esta semana se vivirán tres momentos importantes, y tal vez incluso un cuarto.
Por una parte, el PSOE anunció que hoy presentará ante la Audiencia Nacional la primera de las acciones judiciales de su partido para que el Gobierno garantice los tratamientos para todos los afectados por la hepatitis C.
Así lo ha informado el PSM en un comunicado, en el que explicó que el secretario general del PSM, Tomás Gómez, no solo dará a conocer la demanda, sino también otras acciones emprendidas en defensa de los enfermos. Lo mismo hará la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C (PlafhC), aunque en este caso se presentará una querella, también en la Audiencia Nacional, contra la exministra de Sanidad Ana Mato por haber «dejado morir» a unos 4.000 pacientes con el virus en el último año.
Si la anterior ministra puede enfrentarse a una demanda penal, el actual titular de Sanidad deberá decidir si acude al Congreso para explicarse. El BNG ha pedido su comparecencia, y para eso ha solicitado una sesión extraordinaria de la comisión de Sanidad y Servicios Sociales.
Por su parte, el ministerio parece que también toma alguna medida. Según anunció el pasado viernes Alfonso Alonso, hoy es el día en que el hepatólogo e investigador catalán Joán Rodés pone en marcha un comité de expertos que realizará un plan estratégico contra la enfermedad. Este, que es una de las medidas más reclamadas por los médicos, supondría que médicos, administración y pacientes organizarían una hoja de ruta para distribuir los tratamientos en los próximos años. Hasta ahora, lo que se sabe es que en el 2015 se atenderán a unos 6.000 pacientes, los más graves, con los nuevos fármacos, que cuestan entre 50.000 y 100.000 euros por paciente.