Teresa Romero: de la lucha en el hospital a los juzgados

SOCIEDAD

Tras vencer al ébola, la gallega emprende la vía jurídica, con el mediático José María Garzón como abogado, para reparar su honor y resarcirse de la pérdida de su amado Excálibur. ¿Prosperará su demanda?

24 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras derrotar al mortífero virus del ébola, Teresa Romero, que aún está recuperándose física y psicológicamente del trauma sufrido y a la que en sus últimas apariciones públicas de las últimas horas se la ve cansada, se enfrenta a una difícil batalla legal para reparar su honor, que considera vulnerado por el consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, y resarcirse de la pérdida de su amado perro Excalibur. La auxiliar de enfermería gallega ha encomendado la defensa de sus intereses legales a José María Garzón, un abogado que ha llevado casos tan mediáticos como los asesinatos de las niñas de Alcàsser, Rocío Wanninkhof, Sandra Palo y Sonia Carabantes. De momento hay dos demandas planteadas. Una civil por intromisión ilegítima en su honor contra Rodríguez, por decir que pudo haber mentido y acusarla de ocultar información. Otra patrimonial ante un juzgado contencioso-administrativo contra la consejería de Sanidad por el sacrificio de su perro, que considera injustificado. En ambas reclama la cantidad de 150.000 euros.

disculpas no aceptadas

Javier Rodríguez ha rechazado la conciliación planteada por la defensa, porque considera que ya pidió disculpas en la Asamblea de Madrid y en una carta remitida a Javier Limón, marido de Romero. Para Garzón eso no significa que haya reconocido que ha vulnerado su derecho al honor, por lo que la lesión permanece, no se ha reparado. Serán los tribunales quienes diriman si procede la demanda de Romero. En la misma consta que si la gana donará la cantidad que obtenga en parte o en su totalidad a una o varias asociaciones de defensa de los animales.

Garzón responde a los que ven excesivas las cantidades que pide su cliente. Señala que, dado que el baremo que ha establecido el Tribunal Supremo en diferentes sentencias va de uno a 300.000 euros, ha decidido quedarse en la mitad de la cantidad máxima, aunque será el juez quien la deba fijar según evalúe el alcance la lesión producida, si estima que la hubo. Y recuerda que el matrimonio quería a Excalibur «como si fuera un hijo».

Los expertos discrepan sobre el alcance que pueda tener la demanda contra Rodríguez. El catedrático de Derecho Civil de la Universidad Carlos III de Madrid Fernando Bondía explica que «la ley establece que la imputación de hechos o la manifestación de juicios de valor que lesionen la dignidad de una persona o la hagan desmerecer del público aprecio, tanto personal como profesional, constituye una intromisión ilegítima que genera un daño moral que debe ser reparado». Por lo que concluye que la demanda «tiene recorrido». «La cantidad solicitada como indemnización por daño moral depende, entre otros factores, de la difusión y audiencia del medio a través del cual se haya producido la lesión», afirma. «Parece que en este caso la amplitud y notoriedad de las manifestaciones vertidas, así como la gravedad del daño, puedan merecer una elevada valoración pecuniaria del perjuicio producido», añade.

Mariano Yzquierdo, catedrático de Derecho Civil de la Universidad Complutense de Madrid, considera que las declaraciones de Rodríguez fueron «muy desafortunadas», pero a la vista de la jurisprudencia de un cuarto de siglo de aplicación de la ley del honor, no cree que prospere la demanda. Explica que la libertad de expresión no ampara el derecho a insultar, vejar o difamar, pero para que haya intromisión ilegítima en el honor se piden muchos requisitos y se tiene en cuenta el contexto. «Dudo mucho que las declaraciones que hizo sean suficientes para que un tribunal las considere difamatorias», afirma. Aparte de las opiniones que expresó, el consejero también dio informaciones que recogió de diversas fuentes y que, según Yzquierdo, cumplían el requisito de veracidad. Incide en que Romero le merece toda su simpatía y «tiene mucho de heroína», pero cree que su demanda tiene poco recorrido. Además, estima que reclamar 150.000 euros le parece «excesivo».

valiente y luchadora

En la reclamación por la muerte del perro coinciden en que no procede. A Bondía le parece «una majadería que no merece mayor comentario». Yzquierdo puntualiza que «si estuviéramos en Estados Unidos sería distinto, pero aquí lo más probable es que se desestime por estado de necesidad», es decir causar un mal menor para evitar uno mayor, en este caso que se pudiera propagar el virus de ébola, que es aún muy desconocido.

Frente a quienes dicen que les causa tristeza o no consideran oportuno que Romero se embarque en un contencioso legal tras la enorme alegría colectiva que supuso su curación, Garzón respondió en un programa de televisión que Romero «es una mujer valiente y luchadora y, probablemente, eso le salvado la vida, pero también hace que ahora exija sus derechos». Y añade que lo que la da pena a él es que el consejero de Sanidad «sea capaz de poner en duda la honorabilidad de una auxiliar de enfermería tan abnegada como Teresa, que se presenta voluntaria y lleva a las últimas consecuencias su trabajo hasta el punto de infectarse».

Romero se enfrenta ahora a quienes pretenden convertirla de víctima en culpable, en la línea de lo que hizo Rodríguez. Una muestra de ello fue la entrevista que Mariló Montero hizo a su abogado en TVE. Esta señaló que la auxiliar de enfermería podría ser denunciada por poner en riesgo la salud pública al no advertir a la médico que la atendió de que había cuidado a enfermos de ébola. Garzón respondió que «lo que mantiene Teresa es todo lo contrario, que advirtió en todo momento de cuál era su situación y ni la doctora ni ella entendieron que estaba contagiada de ébola, teniendo en cuenta que la fiebre no superaba los umbrales fijados en los protocolos». En su opinión, estas acusaciones forman parte de una estrategia de «desacreditación de Teresa», ya que, en todo caso, la responsabilidad in vigilando corresponde a la Administración, que debería haber puesto los medios adecuados cuando trajo a los misioneros.

Miriam, la propietaria de la peluquería de Alcorcón cerrada desde hace dos meses después de que Romero acudiera allí a depilarse, está indignada. «No se quién es responsable de mi situación, pero sí que mi local está cerrado. ¿Y a mí quién me va a pagar dos meses sin trabajo?», se quejaba hace unos días. No quiere responsabilizar a Romero, pese a que no le dijo que había cuidado a contagiados de ébola, pero ya ha puesto el caso en manos de su abogada.

Mediático y polémico

Además de mediático, Garzón es polémico. María del Mar Bermúdez, la madre de la joven Sandra Palo, que fue salvajemente asesinada en el 2003, rompió su relación con el abogado que llevó el caso en el 2008. Ahora está estudiando con su abogada emprender acciones legales en su contra. Dice que quiere ser cauta con lo que dice porque «es capaz de quitarme la casa y dejarme en la ruina, como ha hecho con otras víctimas». Bermúdez asegura que Garzón le hizo firmar a ella y a su marido folios en blanco con la excusa de no hacerles ir tanto a su despacho, que no sabe con qué fines utilizó, y que cobró 48.000 euros de la única indemnización que han recibido de la Comunidad de Madrid, como responsable de la tutela de El Rafita, condenado por el asesinato de su hija, por valor de unos 145.000. Sostiene que su esposo había firmado un documento en el que el abogado establecía que cobraría 12.000 euros, pero se llevó cuatro veces esa cantidad. También se quedó con 18.000 euros de la subvención que recibió la Asociación Sandra Palo para la Defensa de las Libertades, que estaba destinada a que las víctimas sin recursos.

La madre de Sandra Palo

Está «muy descontenta» con Garzón, no por su actuación profesional, sino por haberse lucrado en exceso y haber aprovechado el caso de su hija para hacerse famoso. Afirma que a partir de ahí «subió como la espuma» y pasó de tener un modesto despacho en un barrio de Madrid a trabajar en un edificio en el barrio de Salamanca.

Cuenta que cuando le revocó los poderes que le había dado y le pidió que le remitiera todos los papeles del procedimiento, Garzón le envió la autopsia de su hija. «Ha arrastrado el nombre de mi hija, que es sagrado, por algunos platós de televisión y se ha lucrado presuntamente de su muerte, lo que me hizo mucho daño, y mandar la autopsia a la madre de una víctima es hiriente», afirma a Extra.

Bermúdez se puso en contacto con Teresa Mesa, que fue portavoz de Romero y Limón, para hablar con ellos y alertarlos de que no contrataran a este abogado. Envió un wasap al marido de la auxiliar para explicarle su experiencia con Garzón. No le contestó. Mesa también se lo contó a Romero. «Ellos lo saben, están avisados, pero luego cada uno hace lo que cree conveniente», señala. Este suplemento se puso en contacto con el despacho de Garzón para recabar su opinión sobre las acusaciones, pero desestimó hacer declaraciones.