Lamprea de Miño para el emperador

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Solo en el curso bajo del Miño se documentaron 400 pesqueiras, como la de Chan de Vide (derecha), en la que se analizaron los sedimentos.
Solo en el curso bajo del Miño se documentaron 400 pesqueiras, como la de Chan de Vide (derecha), en la que se analizaron los sedimentos. udc< / span>

El análisis de los sedimentos de una pesqueira de As Neves permite recuperar la historia perdida de unas construcciones que se remontan a los romanos

23 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Los depósitos de arena sedimentados en el lecho del río Miño han desvelado una historia que las fuentes documentales no han podido rescatar. Su análisis ha permitido sacar a la luz los datos ocultos de las pesqueiras, una suerte de trampas en el río en forma de bloques que se utilizaban para desviar el agua y cercar a los peces, lo que facilitaba su captura en abundancia. Galicia estaba plagada de este tipo de construcciones, una especie de cetáreas de río o antiguas piscifactorías cuyo origen se remonta a los romanos, que las levantaron fundamentalmente en el curso bajo del Miño.

Galicia, por aquel entonces, no solo suministraba oro y otros minerales a Roma, sino que también abastecía de pescado en salazón, tanto de mar como de río, a las mesas de las familias acomodadas. El propio Plinio el Viejo relata en su Historia Natural que las lampreas del Miño eran llevadas en vasijas hasta Roma, donde probablemente también acabaron en el paladar de los emperadores. Sobre esta parte de la historia existen testimonios de las pesquerías, pero ahí se acaba el relato en un lapsus temporal que duraba hasta el siglo XI. ¿Cesó la actividad de las pesquerías durante esa época? Una investigación realizada con financiación de la Xunta por la Universidade de Santiago y el Instituto de Xeoloxía Isidro Parga Pondal de la Universidade de A Coruña revela ahora que no, que este antecedente de la acuicultura moderna, salvando las distancias, se mantuvo en el tiempo. La datación de los sedimentos realizada por los geólogos coruñeses a partir de técnicas de luminiscencia data a principios del siglo VIII, coincidiendo con la decadencia de los visigodos, los depósitos de arena acumulados en Chan de Vide, en el municipio de As Neves (Pontevedra), fruto de la acción de las pesqueiras.

«Hasta ahora pensábamos que una vez que Roma perdió fuerza en el noroeste peninsular se perdería también esta tradición, porque desde el siglo I o II después de Cristo y hasta el XI no teníamos ninguna referencia, pero ahora vemos que no fue así. El interés del hallazgo es poder ver una continuidad en el tiempo, que esa explotación del río no llegó a olvidarse incluso en momentos en que la población era escasa», explica Ana Goy, profesora en la Facultad de Humanidades de la USC y coautora de una investigación que ha sido publicada en la revista científica Quaternary Research.

Peste e inundaciones

«Analizamos los sedimentos de un talud de arena blanca de 15 metros de altura, que son los sedimentos acumulados por las pesquerías. Y son la prueba directa de que estas construcciones, más modernas que las romanas, son más antiguas que el período del alto medieval al que se circunscribían», apunta Jorge Sanjurjo Sánchez, el responsable de realizar la datación.

Más sorprendente aún es el hecho de que la historia oculta entre los sedimentos coincide con la documentada, una vez que ya vuelve a coincidir en el tiempo con los testimonios escritos, a partir del siglo XI. Es un viaje en el tiempo hasta mediados del siglo XIX, cuando las pesquerías dejaron de utilizarse. Pero en este largo período hay episodios puntuales de interés, como las importantes inundaciones que se produjeron en el norte de España y que destruyeron las zonas de pesca o la pesca bubónica, que eliminó a tres cuartas partes de la población y que hizo imposible mantener su actividad hasta que se reconstruyeron a principios del siglo XVII, coincidiendo con la repoblación de la zona.

«Por primera vez, a raíz de la colaboración de historiadores y geólogos, ha sido posible, a partir de la datación de los sedimentos, adentrarnos en la historia de las pesquerías y de la comarca», subraya Juan Ramón Vidal Romaní, director del Instituto Parga Pondal. La exitosa alianza promete tener continuidad.

El misterio de la salsa «garum»

Lamprea, anguilas, trucha y salmón eran las principales especies pesqueras de río que se suministraban a los comedores romanos, tanto por mar como por tierra. No había ningún problema de conservación porque los romanos eran también unos auténticos expertos en la salazón. Esta técnica se conoce bien, pero lo que sigue siendo un misterio es el contenido exacto de la salsa que utilizaban a partir del pescado, la famosa «garum». «Hay distintas teorías sobre su fabricación, pero no se conoce realmente cómo fue. Lo que se sabe es que el pescado tenía que estar en pozos con sal y vinagre y algunas especias. Galicia se especializó en esta producción», explica Ana Goy, doctora en Historia del Arte en la USC.