La auxiliar pudo contagiarse al tocar la cara con un guante cuando se retiraba el traje

EFE

SOCIEDAD

Atlas TV

Teresa Romero ha repasado la cadena de pasos dados cuando atendió a García Viejo y ha reconocido esa posiblidad al médico que la atiende

08 oct 2014 . Actualizado a las 19:50 h.

La auxiliar de enfermería Teresa Romero, que ha experimentado un «poquito de mejoría» en las últimas horas, pudo contraer el virus del ébola al tocarse la cara cuando se retiraba el traje protector con el que había atendido al religioso Manuel García Viejo, fallecido a causa de la enfermedad.

Así lo ha admitido la propia sanitaria, según ha explicado, en declaraciones a los periodistas, el doctor Germán Ramírez, de Medicina Interna del Hospital de La Paz y que forma parte del equipo que la atiende, quien ha indicado que, aunque la mujer está «confusa», ha reconocido que este «accidente» pudo haber ocurrido al tocarse la cara con los guantes que llevaba puestos. Un hecho que será investigado por la Fiscalía de Madrid, que ha abierto diligencias para determinar las circunstancias del contagio, según fuentes fiscales.

Ramírez ha señalado que ha podido hablar en varias ocasiones con la auxiliar de enfermería para conocer si se había producido algún «defecto», y que ésta le ha autorizado a dar a conocer esta información. Según le ha trasmitido Romero, el «accidente» pudo ocurrir en la primera de las dos visitas que realizó a la habitación en la que estaba ingresado García Viejo.

Ramírez ha querido aclarar que no se trata de un error «que es cuando se hace algo a sabiendas de que está mal», sino de un accidente que, en un primer momento, «ella no había recordado». Asimismo, ha destacado que se está revisando lo que ha ocurrido, porque los primeros interesados en saber dónde ha estado el problema y el origen de la transmisión somos nosotros.

Ha recordado que hay una supervisión en el momento en el que los sanitarios se ponen y se quitan los trajes.

Por otra parte, Fernando Simón, del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, ha comentado a la prensa que el matrimonio dormía en camas separadas por un problema traumatológico de él.

Tres días después de ser hospitalizada, la auxiliar ha experimentado «un poquito de mejoría en las últimas horas», según ha afirmado el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, quien ha hablado hoy por primera vez sobre la crisis del ébola.

Desde que el pasado lunes Romero ingresara en el Hospital Carlos III por dar positivo en el test del ébola, otras cinco son las personas aisladas por ser sospechosas de haber contraído el virus, después de que otras dos sanitarias hayan sido hospitalizadas con fiebre en las últimas horas.

Las últimas dos personas aisladas son dos profesionales sanitarias del Hospital de La Paz que formaron parte del equipo que trató a García Viejo y que, al presentar décimas de fiebre, han sido aisladas como medida de precaución. El marido de Romero, Javier Limón, también se encuentra en observación en el hospital y está asintomático, mientras que un ingeniero español procedente de Nigeria y una enfermera que tuvo exposición al virus durante el tratamiento a los misioneros han dado negativo a los análisis de ébola.

El sindicato la defiende

La secretaria de Organización del Sindicato de Auxiliares de Enfermería (SAE), Isabel Lozano, ha defendido el buen hacer de Teresa Romero, y ha añadido que si realmente se hubiera tocado la cara con parte del traje de protección, «los observadores deberían haberlo visto». Desbordados ante el aluvión de información tras conocerse la infección de la auxiliar de enfermería, Lozano ha opinado, en declaraciones a Europa Press, que es «un poco raro, hasta sospechoso» que se ponga en duda la profesionalidad de Teresa -con catorce años de experiencia y que trabajó con enfermedades infecciosas tropicales en el Hospital Carlos III-, cuando los responsables de la Administración han asegurado que «en el momento en el que se ponían los trajes siempre había observadores». «¿No lo vieron?», se pregunta Isabel Lozano, que ha apostillado que la Consejería de Sanidad les aseguró ayer que el contagio no podía deberse a un fallo en el protocolo. «¿Para qué estaban los observadores? Al final el muerto se lo van a endosar a ella», ha declarado la representante de SAE.