España, líder en tareas extraescolares

Alfonso Andrade Lago
alfonso andrade REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La Lomce admite este año los deberes en primaria y regula el trabajo fuera del aula de unos alumnos que estudian 12,8 horas semanales, tres más que la media de la OCDE

28 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El enconado debate sobre las tareas extraescolares llega este curso avivado por una novedad: la nueva ley de educación, la Lomce, autoriza los deberes en primaria -prohibidos en teoría hasta la fecha- y los deja a criterio de cada colegio. El 10 de octubre es la fecha tope para que cada centro remita a Educación su programación general anual, y en ella deberá constar si sus alumnos de primaria tienen deberes o no. «Por lo que estamos observando, la mayoría optan por el sí», analiza Emilio Veiga, presidente de la Asociación de Directores de Centros Públicos de A Coruña.

En la práctica, ese trabajo extra ya se venía imponiendo en muchos centros, así que lo que hace la Lomce realmente es regularizar una situación hasta ahora irregular.

El informe PISA (sobre educación en el mundo) recoge las horas que los jóvenes de primaria y secundaria dedican a los deberes. Los españoles son líderes indiscutibles entre los países de su entorno, con una media de 12,8 horas semanales que sitúan también a sus alumnos entre los más atareados de la OCDE al salir del cole.

¿Y esto es bueno o malo? Los expertos en educación afirman que es difícil establecer una relación entre tareas extraescolares y rendimiento. Los niños finlandeses, por ejemplo, apenas tienen deberes: 4,3 horas semanales, dos tercios menos que los españoles. Eso no les impide ser competitivos, pues lideran el ránking PISA en ciencias, son segundos en habilidad lectora y cuartos en matemáticas. Mientras tanto, España debe conformarse con los puestos 33, 37 y 31, respectivamente.

Esto podría inducir a pensar en la inconveniencia de estas tareas, pero el argumento se desinfla al estudiar otros casos: Corea, donde los niños pasan casi cuatro horas semanales en academias después de clase (deberes aparte), abandera el ránking PISA en habilidad lectora, es segunda en matemáticas y cuarta en ciencias.

«Non se poden comparar modelos educativos, porque aí entran moitas cousas, como os hábitos de lectura en familia dos finlandeses», reflexiona Xosé Ramos, profesor de Didáctica e Organización na Escola en la Universidade da Coruña.

Ramos considera que los deberes «son positivos se cumpren certos requisitos». Deben ser «complementarios do traballo na aula, pero nunca substitutivos». Tienen que estar adaptados «a cada alumno» en extensión e intensidad y no han de ser «excesivos». Como pauta general, Ramos cree que en primaria «non deberían superar os 20 ou 30 minutos diarios»; el doble en secundaria, «pero non máis».

Advierte además de que la liberalización en primaria este año «non debería ser unha barra libre para iniciativas non adecuadas ou excesivas».

Enrique Veiga defiende también los deberes como complemento del trabajo en clase, y pone un ejemplo: «Para estudiar las descripciones, en la asignatura de lengua, pedimos a los niños que traigan la de un compañero. En clase, entre todos, intentamos adivinar de quién se trata».