Médico vocacional enamorado de África, adonde piensa volver

s. c. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Rechazó el traslado, pero sus compañeros lo convencieron de que era su única oportunidad

22 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Manuel García Viejo (10 octubre de 1944) nació en un pequeño pueblo de El Bierzo, Folgoso de la Ribera, donde su familia vive desde hace generaciones, y aún hoy residen los tres hermanos de Manuel que están vivos (Emilio, José y Antonio). Desde joven, Manuel quiso ser médico y tras la carrera, que cursó en Salamanca, se especializó en medicina interna, que después concretó hacia las enfermedades tropicales, aunque en Lunsar, en el hospital de la orden de San Juan de Dios que dirige, hace las veces de cirujano y de lo que haga falta.

Desde chiquillo mostró un carácter amable, siempre dispuesto a la ayuda, como recordaba Clemente Gómez, superior de la comunidad de San Juan de Dios de León, quien coincidió con García Viejo desde el colegio: «Era un chaval aventajado, que con solo 5 o 6 años más que yo, me dio clases de latín, con lo que disfrutaba mucho».

Madridista declarado, entró en la OSJD a los 18 años, y en la orden desempeñó diversas funciones antes de trasladarse a África, hace 30 años. La mayor parte de este tiempo estuvo en Camerún y Ghana, y hace 12 fue enviado a Sierra Leona, para dirigir el hospital de Lunsar, a 120 kilómetros al noreste de la capital, Freetown. Allí fue donde enfermó, ya que aunque el centro se sometió a una limpieza a fondo tras detectarse varios casos de la fiebre hemorrágica, el 10 de septiembre reabrió. Como él mismo dijo en una entrevista a La Voz el pasado agosto, «aquí, cualquier paciente puede estar infectado». Los síntomas le comenzaron al misionero el lunes, pocos días antes de volar a España para sus vacaciones, previstas para el 1 de octubre.

Antes de que el ébola lo cambiase todo, García Viejo viajaba cada año a España para someterse a un chequeo médico -tuvo malaria, y sus familiares temieron por su vida- y ver a sus hermanos, a los que está muy unido. De El Bierzo se lleva siempre embutido, y aunque adora Folgoso de la Ribera, África es su vida. Tanto, que incluso cuando se le diagnosticó el ébola no quiso salir de allí, y solo se convenció cuando otros sanitarios amigos le dijeron que el único centro donde tendría esperanzas, el de Médicos sin Fronteras, estaba abarrotado. Miguel Ángel Varona, de la OSJD y amigo de García Viejo, está convencido que cuando se cure se «emperrará» en volver a África.

perfil manuel garcía viejo