La gran «resaca» científica

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La élite de las ciencias marinas expuso en A Coruña los últimos avances en la investigación de los océanos

22 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La fiesta científica que organizó el IEO para celebrar su cien aniversario terminó el viernes pasado en A Coruña. Con las luces ya apagadas y barrido el confeti, llega ahora la resaca, en la que asentar toda esa borrachera de avances y descubrimientos que ayudarán al ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar, por sus siglas en inglés) a alcanzar su nuevo objetivo: comprender todo el ecosistema y hacer una gestión de los océanos que no solo tenga en cuenta la pesca. Gas, petróleo, aerogeneradores y tráfico marítimo también existen e impactan. Cambio climático, genética, toxinas, pesquerías, cefalópodos... Ha habido de todo un poco.

Oceanografía

Clima y cambio. Con la llegada de la caballa a las mismas puertas del Ártico y con la anchoa campando por los caladeros de Dinamarca es ya más que evidente que las condiciones oceanográficas, corrientes, temperaturas, vientos y demás fenómenos también influyen en el estado de las poblaciones de especies comerciales, esas mismas que también están sometidas la presión pesquera. Los científicos son conscientes de que hay una variabilidad natural que afecta al reclutamiento y a la cantidad de pescado y marisco que hay en los mares. Claro que son cuestiones «difíciles de incorporar a las medidas de gestión», es complicado calcular cómo esos cambios y alteraciones «están afectando a las especies», señala César González-Pola, investigador del IEO de Gijón, que coordinó la sesión sobre las consecuencias biológicas y físicas de los patrones de circulación del Atlántico Norte, todo un clásico ya en las cumbres anuales del ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar).

Y aparte de la dificultad de tener en cuenta esas variables para decidir medidas de gestión, es complicado obtener conclusiones robustas y aseveraciones categóricas acerca de la relación entre lo que está ocurriendo en los océanos y el cambio climático. Pero el tiempo también proporciona otra perspectiva que ayuda a comprender situaciones. González-Pola explica ahora por qué el colapso de la caballa en el año 2000. Y señala que la clave está en una serie de temporales tardíos que barrieron las larvas hacia el océano y que al año siguiente redujo su población. Con la sardina, sin embargo, hay mucha confusión y no está todavía claro por qué ha caído en picado. Lo único que se sabe es que cada vez hay menos, no hay buenos reclutamientos, tarda más tiempo en alcanzar la madurez sexual, pero no hay una visión clara de lo que está pasando. Claro que, con los pelágicos, aclara el científico, ocurre como en tierra con la agricultura: «Es como si una cosecha va bien y llega una granizada y la echa toda a perder. En la pesca, una serie de temporales en un mal momento puede afectar a un stock».

Pesquerías

Buenas perspectivas. Por primera vez en 13 años, Francisco Velasco no está embarcado en la campaña de evaluación de pesquerías en Porcupine. Su cargo como delegado de España en el Comité Asesor del ICES lo trajo a A Coruña en lugar de llevarlo a Gran Sol. El síndrome de abstinencia de una singladura se lo quitó abandonando A Coruña a bordo del Miguel Oliver, que refuerza al Cornide de Saavedra en su revisión por el Cantábrico. Porque Velasco forma parte de la que ha sido la cara más amable de la cumbre. Esa que abrió el encuentro anunciando que las pesquerías del Atlántico se están recuperando. Y él mismo avanzó que, en las especies de interés para España, no va a haber grandes cambios, ni grandes sorpresas, toda vez que se ha aclarado que ese recorte del 55 % que se proponía de recorte para la merluza del sur se había debido a un error, «un problema de revisión de los datos que se ha visto que no es así, que hay merluza en el caladero». La única luz de alarma que sigue encendida para la pesca gallega es la de la cigala, «que sigue sin relanzarse». Y probablemente detrás de esa debacle estén causas ambientales, un problema que tiene más relación con el cambio climático que con la pesca y la imposibilidad de encontrar fondos fangosos en los que acostumbra a hacer su madriguera.

Floraciones

Toxinas emergentes. La sesión temática que convocó Beatriz Reguera, investigadora del IEO que dejó caer la posibilidad de probar en las rías gallegas el afloramiento artificial como antídoto contra la marea roja por lipofílicas, hizo un repaso de las toxinas emergentes que el calentamiento está provocando en los océanos. En el congreso salió a relucir la ciguatera, una neurotixina típica de aguas tropicales de la Polinesia o el Caribe, cuyos envenenamientos se han hecho notar ya en aguas de las Canarias. Donde hace diez años eran casos aislados, se han dado episodios cada vez con más frecuencia, que se asocian al consumo, sobre todo, de medregal (peixe limón o seriola, en Galicia), intoxicaciones en las que, además de malestar y desasosiego, el afectado sufre un efecto de parestesia y confunde la sensación de frío y de calor.

Otra que se ha desplazado es una toxina que hasta hace años solo se hacían notar en el Mediterráneo y ahora ya ha llegado al Algarve. Son microalgas que se congregan formando una especie de manto que, con el espray marino, se transmiten y provocan irritación respiratoria.

El relevo

Ahora, la NAFO. Vigo toma hoy y reúne a los científicos que asesoran a los que fijan las cuotas en el Atlántico Norte.

las conclusiones de la última cumbre del ICES