Los datos recogidos durante expedición Malaspina son evidencias de que el cambio climático es real

Europa Press

SOCIEDAD

MARTA PÉREZ

Los expertos alertan de la entrada de contaminantes procedentes de la atmósfera

16 sep 2014 . Actualizado a las 20:49 h.

Los «millones, millones y millones» de datos que los científicos han recogido durante los siete meses que ha durado la expedición Malaspina del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), son «evidencias de que el cambio climático es real» y «una realidad con la que hay que vivir». Así lo ha explicado uno de los responsables de los investigadores de este proyecto, Eugenio Fraile.

El científico ha explicado, en declaraciones a Europa Press, que durante este viaje se ha recorrido el paralelo 24,5º Norte, una de las rutas transoceánicas más importante para el estudio de cambio climático. En la investigación se ha descubierto que la temperatura del océano sigue en aumento en este paralelo, por encima de la tasa normal del cambio climático, mientras que la velocidad de la cinta transportadora de calor que se encuentra en esa zona del océano (la mayor distribuidora de calor), ha disminuido.

Esto supone «una pescadilla que se muerde la cola», ha indicado Fraile. Según ha destacado, cuando la temperatura del océano aumenta, «se necesita que el agua se enfríe para que se hunda». «Es un ciclo que va desde la superficie hasta el fondo, si no hay agua fría que se hunda, no hay bucle y la velocidad de la cinta transportadora disminuye», ha apuntado.

Fraile ha asegurado que estos datos, que han sido publicados en Progress in Oceanography, los han dejado «impactados». Por ello, ahora quieren «concienciar a la población de que el cambio climático es un hecho y que no hay que esperar a las administraciones, sino que cada una de las personas tiene que aportar». Mientras, ha explicado que los científicos seguirán estudiando «para saber si este cambio de velocidad en la cinta puede suponer algo importante».

De hecho, los expertos se encuentran ahora en pleno trabajo de laboratorio. Sin embargo, las muestras de Malaspina seguirán aportando información «hasta dentro de 30 años». El científico ha apuntado que se han dejado «muestras congeladas en la base de datos para que no sean abiertas hoy en día, sino para que sean estudiadas con técnicas de futuro». «Eso no lo hace mucha gente en el mundo», ha destacado Fraile.

Entrada de contaminantes de la atmósfera

Otro de los descubrimientos destacados de esta expedición es la entrada de contaminantes procedentes de la atmósfera, que no se limita a las zonas costeras, sino que se produce también en las zonas más remotas del planeta y ya ha empezado a afectar al ecosistema oceánico.

En este sentido, se ha generado por primera vez una base de datos que recoge los niveles de contaminantes orgánicos en todos los océanos. Los investigadores han logrado determinar cómo se distribuyen globalmente las dioxinas, compuestos químicos generados durante la combustión de residuos orgánicos.

«Las concentraciones son mayores cerca de los continentes que en las zonas centrales de los océanos, una circunstancia que se explica por los procesos de degradación durante el transporte, ya que se depositan al océano directamente desde la atmósfera», explica Jordi Dachs, investigador del CSIC y uno de los autores del trabajo, que también confirma que estos contaminantes han comenzado a afectar al fitoplancton y zooplancton.

«Hemos observado que los contaminantes entran directamente al océano a través de la atmósfera, llegando a las zonas más remotas del planeta, con aportes que ya están afectando al ecosistema oceánico», ha añadido el coordinador de la expedición Malaspina Carlos Duarte.

Asimismo, durante el proyecto se ha generado la mayor base de datos de

hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs) en el océano. Los PAHs se encuentran como parte de los combustibles fósiles y también se generan durante la combustión de petróleo y carbón. «Hemos hallado que las concentraciones de PAHs son mayores cerca de los continentes que en las regiones oceánicas centrales y que se produce una entrada difusa de PAHs por deposición atmosférica. Esta entrada es mayor que la llegada de vertidos de petróleo al océano y se produce en todos los océanos, aunque su impacto todavía lo desconocemos», asegura Dachs.

Los investigadores ya han demostrado, a partir de las muestras recogidas a bordo, que existen cinco grandes acumulaciones de residuos plásticos en el océano abierto, que coinciden con los cinco grandes giros de circulación de agua superficial oceánica. Según estos resultados, el problema de la contaminación por residuos plásticos tiene carácter planetario.

Al respecto, Fraile ha indicado que aunque ahora mismo se dejaran de producir plásticos,« éstos seguirán llegando al océano durante los próximos 600 años» por las que ya se ha producido. A su juicio, lo que el ser humano debería pensar «es que no debe tirarlo».

Comprensión del ecosistema oceánico

«La expedición Malaspina ha supuesto un salto adelante en la comprensión del ecosistema del océano global, particularmente de las aguas situadas por debajo de la capa expuesta a la luz solar, donde hemos descubierto una biomasa de peces hasta 10 veces mayor de la que se pensaba», ha señala Duarte.

Los investigadores ya han comenzado a secuenciar el genoma del océano profundo global empleando más de 2.000 muestras de microorganismos recogidas en el Atlántico, el Índico y el Pacífico durante la expedición. Esta colección de genómica microbiana marina, la primera del mundo a escala global, aportará nuevas claves sobre un reservorio de biodiversidad aún por explorar, ya que podría suponer el hallazgo de decenas de millones de genes nuevos en los próximos años.

Los trabajos de secuenciación, enmarcados en el proyecto Malaspinomics, se centran en los virus, bacterias y protistas que pueblan el océano hasta los 4.000 metros de profundidad. El experto de la expedición, Josep Maria Gasol, ha apuntado a Europa Press que hallar a esa profundidad genes de degradación de polutantes, de origen antropogénico, les ha «sorprendido».

«Algunos de estos impactos tiene que ver con la circulación atmosférica pero también indica que el océano profundo ya se ha dado cuenta de que los humanos están teniendo impacto sobre la Tierra», ha declarado Gasol a Europa Press.

Además, los resultados preliminares de Malaspinomics revelan una cantidad ingente de especies desconocidas de microorganismos en el océano profundo. En concreto, «casi el 50% de las secuencias que se han encontrado en el océano son nuevas», ha resaltado Gasol.

«Estos hallazgos abren toda una posibilidad de aprender que son esos organismos qué diferencia hay con los ya conocidos y sus características genómicas, esas que les permiten vivir a 4.000 metros, bajo una gran presión y a baja temperatura. Es un repertorio genético del que conocemos muy poco», ha añadido el investigador.

Estas conclusiones, entre otras, se presentan esta semana en la Residencia de Investigadores del CSIC en Barcelona, en un congreso que pone fin al mayor proyecto interdisciplinar de la historia sobre cambio global. Cerca de 80 científicos participan en las ponencias, que profundizarán en el impacto del cambio global sobre el plancton marino, los efectos del aumento de la temperatura, la velocidad a la que se produce el transporte del calor o las consecuencias del aumento de la radiación ultravioleta.