Manuel García Viejo: «Hay gente que atribuye el ébola a malos espíritus o a castigo de Dios»

Mila Méndez Otero
mila méndez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El misionero cree que Pajares se contagió del ébola por una mala información

22 sep 2014 . Actualizado a las 14:31 h.

Castellano de nacimiento pero africano de corazón, Manuel García Viejo lleva cincuenta años en la orden de San Juan de Dios, y treinta en el continente vecino, donde seguirá a pesar, o sobre todo, por la epidemia de ébola. Es cirujano y dirige un hospital en Lunsar, en el corazón de Sierra Leona, país en el que los dos focos principales del brote se sitúan en Kenema-Kailahum, cerca de Guinea Conakry, y en Freetown, la capital.

-¿Cómo está ahora la situación en Sierra Leona?

-La epidemia continua aún incontrolada a pesar de las últimas medidas dictadas por el Gobierno. La gente tiene miedo al contagio y rehúsa ir a los hospitales y centros de aislamiento, yendo a la medicina tradicional nativa. A su vez, los trabajadores de salud tienen miedo al contagio, al no disponer de suficientes y eficaces medidas de protección. Algunos hospitales han cerrado y casi todos han reducido drásticamente su actividad laboral.

-¿Y en el hospital de Lunsar en el cual usted se encuentra?

-Hemos tenido varios enfermos sospechosos, pero en ninguno se ha podido demostrar el virus del ébola, unos porque murieron y no se les pudo hacer el test, y los otros porque el test fue negativo. El centro está tranquilo y con pocos enfermos tanto ingresados como en consulta. Casi todos los días hay encuentros informativos sobre el ébola y su evolución en el país.

-¿Qué precauciones se están adoptando?

-A nivel nacional, el Gobierno ha decretado el aislamiento del área de Kenema-Kailahum, principales focos, evitando la libre entrada y salida de la gente. Para ello se está sirviendo del ejército y policía. Solo los agentes de salud disponen de libre acceso. Además, no funcionan los autobuses públicos y se han prohibido las reuniones multitudinarias, solo se permiten las de información sobre el ébola. También se insta a la gente a notificar a los agentes de salud cualquier caso sospechoso con fiebre alta, vómitos o hemorragias. En cuanto al hospital, se obliga a todos los trabajadores del mismo en el servicio de los enfermos al uso de guantes y mascarillas y agua clorada para lavado de las manos. Cualquier paciente sospechoso, previo test, es remitido al centro de Kenema, donde se le practicará el test confirmativo y pasando, en caso positivo, al centro para infectados de ébola, donde reciben tratamiento paliativo.

-¿Cuáles son los problemas?

-Hay gente que aun no cree en el ébola, y atribuyen la epidemia a malos espíritus o a castigo de Dios por nuestros pecados. La información en los pueblos y aldeas ha sido muy pobre. Sin conocer qué es la enfermedad, cómo se transmite, cómo podemos sospecharla y cómo podemos evitar su contagio, es muy difícil controlarla y vencerla. La falta de medios de prevención es otro serio problema: hemos visto como enfermeros, médicos y otros agentes de salud se han infectado y algunos fallecido. Los hospitales no estatales no han recibido ninguna ayuda del Gobierno.

-¿Cómo ha vivido el fallecimiento de su compañero Miguel Pajares?

-Con mucha pena y tristeza. Miguel estuvo asistiendo al hermano Patrick [Patrick Nshamdze] durante su enfermedad, hasta que, conocido su positivo, fue trasladado al hospital Elwa, donde falleció. Un error de información fue posiblemente la causa de que Miguel y los demás se infectasen. Se les dijo a los hermanos en un primer momento que el hermano Patrick era negativo, cosa no cierta, y esto hizo que todos bajasen la guardia en el trato con él. Pocos días después de la muerte de Patrick, Miguel comenzó con síntomas, que hicieron sospechar lo peor, que luego se confirmó. Una campaña, promovida por la orden, a nivel nacional, consiguió que Miguel fuese repatriado a España para ser tratado adecuadamente. Nuestra esperanza se acrecentaba y todos esperábamos el milagro, que no ocurrió. El ébola, asesina, como él la llamaba, acabó con la vida de Miguel, ejemplo de amor y entrega al necesitado.

-¿Tiene miedo?

-Con los medios de protección a tu alcance, no hay por qué tener miedo y vivir angustiado. Sí hay que tenerle respeto, y nunca dejar de tomar las medidas preventivas necesarias. Cualquier enfermo está potencialmente infectado. Estar siempre atentos y cuidado, pues, como decimos aquí, el ébola mata.

-¿Se ha replanteado poder regresar o su intención es quedarse ahí?

-Llevo viviendo en Sierra Leona doce años, es mi hogar y no veo motivos para regresar en estos momentos a España. Iré a hacerme algunos chequeos médicos, como tenía previsto, para luego regresar de nuevo.