La OMS acepta el uso de fármacos experimentales contra el ébola

m. p. redacción / la voz

SOCIEDAD

Liberia compró las pocas dosis que quedan del ZMapp, con el que se trató a Pajares, y Glaxo no empezará con los ensayos de su vacuna hasta septiembre

13 ago 2014 . Actualizado a las 12:00 h.

El comité de ética de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió ayer que los fármacos experimentales contra el ébola podrán usarse en humanos aunque los laboratorios no hayan completado el obligatorio proceso de ensayos clínicos. De estos fármacos posibles, son tres las opciones que más se barajan, pero todas tienen muchos problemas.

En primer lugar, destaca el ZMapp, que se ha usado, al parecer con éxito en los norteamericanos Kent Brantly y Nancy Writebol -y que también recibió Miguel Pajares, con menos suerte-. El problema, para el que la OMS no dio ninguna solución, es que ese fármaco solo quedaban unas pocas dosis -posiblemente ocho- y las ha comprado Liberia. Monrovia dijo que se usarán para tratar a los médicos y enfermeros que se contagien curando a los pacientes, aunque ya surgió la pregunta de por qué no se le da a personas que se hayan infectado atendiendo a sus parientes enfermos.

La otra solución pasa por la vacuna de GlaxoSmithKline, cuyo ensayo no comenzará hasta septiembre y las conclusiones preliminares se esperaban para fin de año.

En tercer lugar se baraja usar suero de los pacientes que han sobrevivido al ébola, ya que teóricamente contendrá anticuerpos suficientes para provocar una respuesta inmune del enfermo. Sin embargo, no hay suero disponible en cantidad.

Ante la carencia de material frente a una epidemia de dos mil enfermos confirmados y más de mil muertos, la subdirectora general de la OMS, Marie-Paule Kieny, reconocía que la OMS no puede imponerse: «No estamos involucrados en la discusión de quién debe recibir qué droga o en qué momento», dijo.

Eso sí, la OMS establece unas «ciertas condiciones» para poder usar estos fármacos cuyos efectos secundarios se desconocen: la más importante es «la transparencia sobre todos los aspectos» del tratamiento; y también el «consentimiento informado» y con libertad de elección; el respeto de la confidencialidad; la preservación de la dignidad del afectado y la participación de la comunidad. Además, los que participen en estos ensayos tienen «la obligación moral» de recolectar y compartir toda la información científica que se genere.