Mónica Naranjo (Gerona, 1974) está pasando mucho calor en su casa de Barcelona, así que no ve el momento de que llegue el día 23 para viajar a Ferrol y dar el que será su único concierto en Galicia. De hecho, comienza la entrevista preguntando ella y por la temperatura gallega: «Felicidades por ese verano discreto, estoy deseando llegar al verano slow de Galicia, porque aquí la cosa está un poco sofocante».
-Regresa a Galicia después de estar hace poco con una toda institución de las fiestas: la orquesta Panorama...
-La gallega ya es una visita obligada que tengo pactada con mis chicos, con toda una banda que es impresionante y que vienen de los mejores grupos de España. Y lo de la Panorama es una reunión entre amigos, es un festejo, es pasarlo bien. Aparte cuando tocas con ellos es como decir «nos vamos a juntar unos colegas y vamos a montarla, vamos a armarla buena». No es la responsabilidad que tienes cuando vas con un espectáculo cerrado, como por ejemplo con este 4.0; en cambio cuando tocas con los chicos de Panorama es un «venga chicos, lo que salga».
-4.0 promete muchas acrobacias...
-Es un espectáculo de rock, donde hemos querido agrupar los temas que más han marcado mi carrera en los últimos veinte años tanto para bien, como para mal y hemos querido llevarlo con un formato bastante peculiar para ser un concierto de rock. Ha sido toda una experiencia. Nunca pensé que iba a armar un historia como esta.
-¿Por qué?
-Cuando nos reunirnos con el productor y el escenógrafo nos dieron tanta libertad que nos salió una de las cosas más vivas, transparentes y salvajes que se han visto sobre un escenario y estoy hablando de música ¡eh!
-¿Qué capricho se va a dar cuando llegue a Galicia?
-Mi proyecto más inmediato y urgente es tomarme una buena copa de albariño o de ribeiro, me da igual, que yo soy muy aficionada a esos vinos tan ricos, y un buen pescadito gallego. Me gustaría tomarme una centolla, pero creo que no va a poder ser esta vez, porque me parece que no estamos en la época. Pediré lo que sea, porque comer y beber es buenísimo para todo, sobre todo para el alma.